Pienso que en ocasiones, sobre todo en la prensa especializada, los medios suelen abusar al decir que un producto es “épico”, “icónico” o “legendario”, o todas las anteriores. Sin embargo, esta vez considero que efectivamente se trata de una moto tan icónica como legendaria, y que además ha logrado cosas épicas.
No sólo fue la primera en romper la barrera de los 300 km/h en 1999 (llevándose el título de la más veloz del siglo XX), sino que además influenció a la industria del motociclismo con detalles que en la actualidad son imprescindibles. Es reconocida y respetada por propios y extraños en el mundo de las dos ruedas.
La Hayabusa siempre ha sido un monstruo y ahora, en su tercera generación, pesa poco más de 250 kilogramos. Aunque para cualquier otra moto tal cantidad de kilos serían un problema, esta Suzuki cuenta con un cuatro cilindros atmosférico de 1,340 centímetros cúbicos que puede entregar casi 200 caballos. Tal fuerza baja del motor al suelo mediante una caja de seis marchas y unos neumáticos Bridgestone Battlax Hypersport.
Hasta aquí está claro que la nueva Hayabusa fue concebida para moverse a toda velocidad. Para ello, el motor dispone de elementos como un carenado (así se le dice a la carrocería en las motos) aerodinámicamente pulido para cortar el viento lo mejor posible.
Por otro lado, su chasis está hecho con base en una aleación de aluminio, lo que no sólo ayuda a reducir el peso, sino también mejora las cualidades dinámicas, como por ejemplo: brinda una muy buena retroalimentación al conductor y una mejor adherencia al asfalto.
Su sistema de frenos cuenta con un juego doble de pinzas italianas fabricadas por Brembo, y los cambios de velocidades pueden hacerse vía un quick-shifter. Por último, pero no menos importante, ofrece tres modos de manejo que nos ayudarán mucho a domarla.
Luego de todo lo anterior podríamos pensar que lo único destacable de esta Suzuki es su velocidad en línea recta. Pero aunque aún no he podido conducir esta nueva generación, en mi experiencia con su antecesora puedo decir que se trata de un ejemplar balanceado, noble y hasta fácil de llevar, siempre y cuando se le respete.
La Hayabusa es tan especial que es obvio que está enfocada en un público muy reducido. Por esta razón pienso que Suzuki merece un aplauso por mantener viva esta tan icónica como legendaria moto, a pesar de que actualmente la industria y el mundo vayan en una dirección contraria. ¡Bien ahí, Hamamatsu!
Gasolina
L4, 1, 340 cc 190 caballos Desde: $411,990
