El próximo 1 de octubre celebrará 30 años de carrera con un concierto en el Teatro Metropólitan
Sin pena alguna -y es que no debería por qué tenerla-, Susana Zabaleta dice que es una mujer de 50 años. Es decir, una cincuentona, pero ¡qué cincuentona!
Talentosa, irreverente, sensual, irónica, creativa… hay tantos adjetivos para definirla, pero es mejor que sean sus propias palabras las que nos describan a esa jovial mujer que está sentada con sus torneadas piernas sobre el descansamanos de la silla que ocupa, mientras sobre su rostro y cabello cuatro manos se mueven sin cesar.
Estamos en una suite del piso 39 del Hotel Presidente y a la Zabaleta la están arreglando para esta sesión fotográfica, y mientras nos platica sobre el espectáculo con el que celebrará 30 años de trayectoria, además de otros aspectos relevantes de su carrera y hasta de su polémica y, a veces, “intrigosa” lengua, pues varias declaraciones suyas han generado bastante material en medios pues, como ella dice, “soy nota”.
Conocida por ser una artista completa que se ha movido como pez en el agua entre las disciplinas del canto, actuación, modelaje, conducción, producción y quién sabe en cuánta cosa más, Susana ha creado su propio personaje, uno que, nos confiesa, no es el que lleva con ella a casa.
La originaria de Coahuila es arte y, por ende, no hay cómo frenarla, así que su necesidad expresiva parece inagotable, por más que su vida 30 años atrás parecía la de la típica protagonista de melodrama quemado.
“Mi vida no ha sido tan simple. Una mujer de provincia llegando al DF suena como muy trillado y novelesco, pero es la verdad, he pasado cosas duras, tiempos feos”, destaca la intérprete quien, como su nuevo espectáculo, vive Entre la sensatez y la locura.
Llegas al Metropólitan el 1 de octubre para conmemorar 30 años de carrera, ¿cómo será ese espectáculo?
¡Qué miedo! Es el recuento de los daños, jajaja. Será un recorrido por mi historia a través de las canciones que he interpretado desde el inicio de mi carrera. Cada una tuvo un momento, un lugar, un sentimiento, entonces exponerlas todas al mismo tiempo ha sido muy difícil porque te recuerdan muchas cosas, y es que además no tienen nada que ver musicalmente. Con la orquesta lo hemos trabajado mucho para conectarlas, porque si en mi vida así lo han hecho, entonces lo podríamos lograr sobre el escenario.
Y es que tu discografía es tan variopinta…
Mi primer disco se llamó ¿… O fue un sueño? (1993) y el segundo se tituló Desde el baño (1997). Fue como pasar de lo bello a lo terrible, de lo bello a lo nefasto, ya que los artistas nos volvemos como un ejemplo para quienes nos siguen; a mí nunca me ha gustado venderme como perfecta ni que tengo una vida ideal y maravillosa. Siempre hablo de las dificultades y lo no tan bonito que he pasado porque creo que la gente se merece la verdad, y recordar estas cosas nos hace valorar más lo bonito.
¿Ese viaje musical-biográfico será cronológico, con cuál tema comienzas y con cuál concluyes?
Así será. Comenzará con el tema “Ella y él”, que es sobre una mujer que por fin encuentra el amor de su vida y resulta que no, y pues nos la llevamos en puros “ahora sí, éste es”, y no sucede. De alguna manera así comenzaron mis fans conmigo y tal vez muchas veces los decepcioné, como haces con las personas a tu alrededor. Y terminará con algo de lo que viene, pues sueles esperar que aquello que viene sea mejor. ¿Sabes?, creo que yo sí me muero encima de un escenario, por eso no será como ponerle un fin.
Has llevado una carrera exitosa, pero muy a tu manera, ¿cierto?
Un artista no debe preocuparse por cosas como si suena en radio o no, yo nunca lo he hecho y no sabes el orgullo que me da decirlo porque no he tenido que pagar payola, nunca lo he necesitado, pues me gusta ser alguien que cree en lo que dice y ser congruente con su vida y su música. No me gustaría venderme y decepcionar a la gente que me sigue. Si en algún momento fui rock, en otro fui dos pianos o una orquesta en vivo. Ha sido así porque lo he ido sintiendo y viviendo. Quizá a veces no necesito más que un instrumento para ser feliz, y a veces a 30 tipos ahí atrás con una orquesta porque me he sentido sola.
En tu carrera han sido innumerables tus propuestas estéticas, ¿te diviertes con eso?
Es que todo va con lo que he vivido y como me he sentido, y con los vestidos no podía ser diferente. Todos estos miles de años el vestuario me lo ha hecho Miguel Buccio, un diseñador genial, muy culto, porque se me han acercado diseñadores o gente de styling que me dicen: “Pero por qué no te pones esto o lo otro, o así está mejor tal cosa”. Y yo les digo que a un artista de verdad no le puedes decir cómo vestir porque eso es parte importante de su expresión artística; un artista debe generar tendencia, no al revés. Con mi disco Desde el baño me vestí con plástico todo el tiempo porque tenía que ver con eso de lavarme, de limpiarme por dentro. Cada vestido que me hace tiene una historia y están puestos en un libro que lo tengo para mis hijos y nietos. Y como ahora el show tiene que ver con la locura, entonces será con trapos y cintillos que la gente le pone a otros porque piensa que están locos, porque para la gente es muy fácil decirte loca, pero tú cómo puedes lidiar con eso, ¿es algo que te favorece, te atrapa o te ofende? Entonces es burlarme de mis compañeros los locos y de la gente que me dice que yo estoy loca.
¿Y estás loca o cuerda?
Es un juego, ¿sabes? Es como encajar en lo que la mayoría llama “cuerda”, porque para mí una mujer que se gasta 50 mil pesos en una bolsa y que me diga que es cuerda, es impensable, pero la pinche loca soy yo. O que alguien salga en la tele y te diga cómo vestirse y corras y lo hagas, es como ¿te cae que eso es estar cuerdo?
Todo este momento he hablado con Zabaleta, el personaje, porque no eres la que se va a casa, ¿verdad?
La de casa no es nada congruente con la que ves. La mamá, la amiga, la que cocina -y lo hace bien rico-, la ecologista enferma mental que hace que sus hijos se bañen con una cubeta para recoger el agua antes de que salga caliente para luego tirarla en su hermoso jardín, es otra; a esa la conocen sólo su muy cerrado círculo, y es que no estaría padre que mis hijos vivieran con la persona que se para a decir de cosas, somos dos personas muy distintas, sin duda.
Me imagino que eso la gente no lo entiende o no lo sabe…
Un día estaba en el súper con mi hijo, llega una señora y me dice: “Eres mala, eres muy mala”, y no sé qué, y mi hijo se voltea y me dice: “Mamá, ¿por qué te dicen eso?”, y yo nada más le dije que estaba loca la pobrecita y nos fuimos. Otra vez, una señora toda extasiada me dijo: “Es que mi marido te ama, no sabes lo que le causas; el otro día me lo dijo mientras hacíamos el amor”, y yo así como ok, ok. Entonces lo que vive la gente a través de ti es una cosa padrísima, y cada uno ve algo diferente. Imagínate que deba explicarle a cada persona cómo soy, está muy difícil.
Con esto de las “personalidades múltiples”, ¿has recurrido a terapia?
Pero por supuesto, a darles buen material de estudio a los psicólogos y psiquiatras; soy como la enferma perfecta porque no toma pastillas y es feliz.
¿Por qué acudiste a esa ayuda profesional?
Primero para entender por qué mi esposo se había ido de mi casa después de 23 años, y ya lo entendí, me daban ataques de pánico; y luego para entender un poquito más a mis hijos o para que ellos me entiendan a mí, porque yo sí me gusto mucho como soy y por eso no tengo ningún problema.
Te caracterizas por ser muy sincera al hablar y muchas veces lo haces sin filtros, ¿eso te ha metido en problemas?
Muchas veces la gente no entiende mi humor negro, y luego es porque a los medios de comunicación les encanta regocijarse en alguien como yo, soy nota, y no por con quién ande, sino por lo que digo, y me dan risa que caigan porque creen que la que caigo soy yo.
¿Te has arrepentido por algo que hayas dicho de alguien o te ha tocado ofrecer disculpas?
El otro día estaba en un aeropuerto y una persona me gritaba: “¡Maribel, Maribel!”, y yo me volví y le dije: “No mames, cabrón, las dos estamos buenísimas, pero yo sí canto”. Y luego conté eso en un escenario y la gente lo tomó como si estuviera ofendiendo a Maribel, cuando somos muy amigas y ella muerta de la risa porque la conozco y sabe cómo soy y no pasa nada. Y lo han publicado por todos lados, la verdad qué hueva. La mayoría de las veces que hablo de alguien lo hago de mis amigos o de mis súper enemigos, así que no pasa nada.
¿Cuál es tu secreto de la eterna juventud?
¡Ay, cálmate! Creo que es tan simple como no enloquecerse con este rollo de la edad; me pasa que mis amigas andan como locas con esto de que ahora hago yoga, ahora kick boxing, ahora soy vegana, hay que meterse granos, dejar el azúcar, o la leche deslactosada es la neta. Y no, es vivir tranquila y ser feliz, no asustarse, saber que todo tiene un final y todos nos vamos a morir. Yo como lo que el cuerpo necesita, y me fascina el vino. Y hago yoga, pero más como reto, porque me gustan los retos, por eso hago la que se practica a 42 grados, que me recuerda la temperatura de mi casa en Monclova.
Artísticamente has hecho de todo, ¿cuál es tu sueño por cumplir?
Cantar más en vivo porque las oportunidades se han ido reduciendo, cada vez hay menos dinero para la cultura, para aquellos festivales de música que organizaba cada estado y llevaban orquestas. Y necesitamos esa parte porque es arte para el público, que lo disfruta; además nos da identidad como país. Yo por mi parte seguiré buscando esos corazones a los cuales tocar, a ese hombre al cual abrazar, esa mujer que se identifique conmigo aunque diga cosas terribles, a ese hombre que me desee y esa mujer de 50 años que diga: “Yo me puedo ver así”. Eso está padre porque se llama mover al mundo, darle cuerda, cada quien con lo suyo y todos por lo nuestro.
FRASES
“… los artistas nos volvemos como un ejemplo para quienes nos siguen; a mí nunca me ha gustado venderme como perfecta ni que tengo una vida ideal y maravillosa”
“Muchas veces la gente no entiende mi humor negro, y luego es porque a los medios de comunicación les encanta regocijarse en alguien como yo, soy nota, y no por con quién ande, sino por lo que digo, y me dan risa que caigan porque creen que la que caigo soy yo”
“El otro día estaba en un aeropuerto y una persona me gritaba: ‘¡Maribel, Maribel!’, y yo me volví y le dije: ‘No mames, cabrón, las dos estamos buenísimas, pero yo sí canto’”