Hace 42 años pese a todo pronóstico, un joven director llevó a la pantalla grande una idea que parecía descabellada y con muy pocas posibilidades de triunfar. Hoy, aunque ya no de la mano de George Lucas, se estrenó la novena y última entrega de esta historia que tiene como protagonista a la familia Skywalker.
Star Wars: The rise of Skywalker es el cierre de una historia que se desarrolló durante ocho películas a lo largo de poco más de cuatro décadas, convirtiéndose así en una de las historias más influyentes del siglo inspirando a millones de personas de diferentes generaciones.
Después de despedirse con el Episodio III, nadie se imaginaba que el universo de Star Wars se expandiría aún más, hasta que George Lucas decidió vender su franquicia multimillonaria al imperio más grande de entretenimiento: Disney.
Y aunque muchos fans lo vieron innecesario, Disney anunció en 2015 una nueva trilogía que traería de vuelta a los personajes originales de las primeras tres entregas. Hoy que tenemos el panorama completo, es evidente que poco o nada se pensó en un guión completo e integrado para estas tres cintas, y ahí radica la inconsistencia de las mismas. Pero la saga tenía que tener un final, y así con dudas y líneas argumentales que para algunos son poco convincentes, se llegó al Episodio IX.
¿De qué va Star Wars: The rise of Skywalker? Sin spoilers
La cinta, dirigida nuevamente por J.J. Abrams, nos lleva a una última aventura en donde los personajes principales intentarán salvar a toda la galaxia de un último pero poderosísimo ataque que prepara el lado oscuro. En el camino vemos a los personajes principales descubrirse realmente por primera vez a sí mismos. No por lo que se supone que deben ser, sino por lo que eligen ser.
El guión, a cargo de J.J. Abrams y Chris Terrio, nos regala cientos de guiños y homenajes a las ocho películas anteriores, una tarea titánica para solventar en dos horas y veintidós minutos en la pantalla, pero logran embonar casi a la perfección. Tan sutiles que difícilmente uno los descubriría todos a la primera. -Guarden esto para cuando la vean por segunda y tercera vez-.
A diferencia de su antecesora, The last Jedi, en este episodio el concepto de la fuerza con el que George Lucas nos enganchó en su momento, vuelve a ser el centro de la película, pero esta vez con una nueva dimensión de su dualidad. Como dos conjuntos de un todo. El Yin y el Yang que necesitan el uno del otro para encontrar el equilibrio. Sí, el que tanto se ha buscado desde el Episodio I.
Hay tentación y redención en Star Wars: The rise of Skywalker, lo que nos ayuda a ver el lado más humano de los personajes, con miedos más psicológicos y profundos que los problemas físicos que enfrentan.
Los giros de tuerca son poco o nada predecibles, y para lograrlo algunos llegan a sacrificar la lógica y sobriedad con la que inició la saga. Un punto que no todos los fanáticos de la franquicia van a dejar pasar.
El sello de Disney se nota desde la primer secuencia, con un tono de humor que desenreda la tensión en los puntos más solemnes, una característica que la casa productora dejó clara desde el Episodio VII. Un humor que poco encaja si lo comparamos con las primeras entregas de George Lucas, pero que logró conectar con una parte considerable de las nuevas generaciones.
La última entrega en donde veremos a la familia Skywalker apela directamente a las emociones de nostalgia y despedida, presentando en cameos a personajes de todas las películas. Como peculiaridad, se empeña en explorar el valor del legado como un arma de doble filo, que puede llegar a ser abrumadora o se puede convertir en nuestra fuerza.
El final
En conclusión, Star Wars: The rise of Skywalker es una cinta con mucha información que procesar, guiños al pasado pero con un argumento propio que se centra en la dualidad de la fuerza y la carga de todo un árbol familiar, aunque no precisamente genealógico, que lleva a los personajes a un punto decisivo. Sin embargo, no ha sido suficiente para enamorar a la crítica, que se ha encargado de hacerla pedazos en menos de 24hrs. Ya veremos cómo la juzga el público, principalmente los fans.
Pese a todo es innegable que Star Wars, que concluye con esta entrega, ha dejado su propia marca imborrable en la historia.
La línea argumental de la película por separado se cierra con un cambio profundo del personaje principal, inicia con una pregunta sumamente compleja en estos días que se resuelve al final; y aunque como cierre de nueve películas nos queda a deber un final épico, nos ofrece un homenaje emotivo para una saga que quizá debió haber terminado en 2005, pero que sin duda ha dejado momentos inolvidables que van más allá de la pantalla y las salas de cine. La última secuencia está a la altura de la saga con una frase que se vuelve una palmadita en la espalda para los fans y nos dice que la fuerza estará siempre con nosotros.