En una celebración que parece sacada de una novela romántica, Elaine Hall y Roland Passaro finalmente se dieron el «sí, quiero» 70 años después de haber sentido sus primeros latidos de amor en su adolescencia.
La ceremonia tuvo lugar en el Grand Haven Amenities, donde la pareja de 88 años sorprendió a todos bailando al ritmo de «Kansas City», evocando sus primeros bailes juntos en los años 50.
La historia de amor de Hall y Passaro es tan entrañable como increíble. Criados a cuatro calles de distancia en Allentown, Pensilvania, Estados Unidos, se conocieron en la escuela secundaria, donde desarrollaron una conexión especial.
Él, un prometedor atleta; ella, la inteligente y carismática animadora, y aunque su destino era estar juntos, en aquellos años el destino los llevó por caminos diferentes. Pasaron décadas antes de que se reencontraran en su reunión de secundaria en 2003, un suceso que cambió sus vidas para siempre.
Después de aquel reencuentro, lo que siguió fue una serie de cartas, llamadas telefónicas y visitas que reavivaron una llama que nunca se extinguió del todo. “Era como si el tiempo no hubiera pasado,” comentó Hall al periódico Washington Post.
En poco tiempo decidieron compartir sus vidas y en octubre del año pasado, mientras disfrutaban de una copa de vino, surgió la pregunta que ambos habían evitado por años: ¿por qué no nos casamos?
Una boda llena de amor
La gran fiesta, un evento familiar lleno de alegría, contó con la presencia de hijos, nietos y bisnietos de ambos. Las hijas de Hall, Elizabeth Zakeosian y Patricia Beals, la acompañaron a elegir el vestido perfecto, y sus yernos ayudaron con los preparativos.
Los hijos de Passaro, James y Ron, lo apoyaron en cada paso, con James oficiando la ceremonia y Ron actuando como su padrino. La pareja compartió no solo sus momentos de felicidad, sino también los de dolor, según reporta el periódico estadounidense.
Hall recordó cómo Passaro fue su pilar cuando perdió a su hijo en 2021, fortaleciendo aún más su vínculo. «Él entiende mi dolor porque también ha pasado por pérdidas», explicó.
Entre risas y lágrimas, la ceremonia culminó en una celebración que encapsuló la esencia de una vida llena de altos y bajos, pero siempre con el amor como constante.
«El secreto de nuestra felicidad es compartir valores e intereses,» afirmó Passaro, mientras que ella opinó que «todos tenemos un lugar especial en nuestro corazón para nuestro primer gran amor, y él fue el mío».
