La semana pasada nos enteramos que Atala Sarmiento se había casado por tercera vez; la sorpresa fue para todos, incluidos sus compañeros de trabajo, pues fue en secreto y súper íntimo. Así se expresó en mi podcast sobre sus anteriores matrimonios y el amor: “Mucho tiempo creí que no tenía suerte para el amor.
Tal vez no había escogido bien. Han sido errores que, a trancazos, me han hecho aprender y me han hecho crecer. Mi primer matrimonio fue muy doloroso, el segundo muy triste porque no prosperó, pero a la vez fue bonito. Pero ¿sabes qué, Leo?, lo más importante para mí es que he seguido apostando por el amor porque pude haberme conformado y ya no entrarle”.
Además de las críticas respecto a que David Ródenas –español de nacimiento y hoy su marido- es menor que ella, a Atala Sarmiento también le costó trabajo que su familia entendiera su decisión: “Al principio lo que más trabajo me costó fue la edad, porque tengo un montón de prejuicios, Leo. Me decía: ‘¡Soy de lo peor, es muy joven!’. Después dije: ‘¡Qué más da! David es muy maduro, personal y espiritualmente, nos complementamos de maravilla. Para mi familia fue muy difícil entenderlo, sobre todo por lo que he vivido. Pero les decía: ‘Si lo que les preocupa es que esté bien, ¡ni al caso porque estoy feliz de la vida!’. Y al final se dieron cuenta de la extraordinaria persona que es él”.
Este año cumple 19 años de trayectoria y se siente más feliz que nunca: “He vivido de todo, he aprendido mucho y he crecido mucho desde entonces. También he tenido mis bajas, en este negocio -como en la vidatenemos etapas buenas y malas. No es nada fácil, pero es una profesión que me apasiona, me divierte, me entretiene mucho; me encanta lo que hago”.
Se considera una mujer alegre, amorosa y aprensiva, que además vivió -asegura- una infancia fabulosa: “Crecí muy feliz, muy familiar y muy creativa porque siempre he sido una persona que me caigo muy bien desde niña, y me las he ingeniado para pasármela bien conmigo. No era traviesa, jugaba a que era locutora de radio y hacía entrevistas, ése era mi juego favorito. También jugaba a Miss Universo y, claro, siempre ganaba yo, jajaja. Para la escuela fui súper nerd, era la estudiante perfecta, me sacaba 10 en todo. Mi papá, físico matemático de profesión, era muy exigente con nosotros, sobre todo para las matemáticas. Nos decía: ‘El que sabe matemáticas lo sabe todo’, así que afortunadamente jamás se me complicaron”.
Pensó en ser bailarina profesional, después pasó por su mente estudiar Leyes, pero la vida, queridos lectores, te puede llevar de pronto a lugares insospechados, y terminó estudiando Ciencias de la Comunicación. Aquí un poco de cómo le llegó la oportunidad para entrar a la industria del entretenimiento:
“Cuando terminé la carrera estaba decidida a dedicarme a la publicidad. Un día un amigo me dijo que estaba trabajando con Pati Chapoy en Azteca, que estaban buscando una reportera y que le había hablado a su jefa acerca de mí. Yo le contesté que estaba operado del cerebro, que estaba loco. Le dije: ‘¿Yo en televisión?, ¡ni en sueños, y en periodismo, menos!’, jajaja. Mi amigo me engañó y con mentiras me hizo acompañarlo a Azteca, supuestamente para dejar unas cosas, pero fue plan con maña porque de pronto se paró frente a mí Pati y me dijo: ‘¡Hola, muñeca, bienvenida! Aquí se trabaja así, aquí no existe el no se puede y aquí todo es para hace 10 minutos, así que nos vemos mañana a las 9 de la mañana’. Mi amigo se moría de la risa, y pues nada, Leo, al otro día estaba ahí muy puntualita y mi vida cambió por completo”.
Mucha gente podría pensar que Atala Sarmiento y yo nos odiamos por el simple hecho de trabajar uno en Azteca y otro en Televisa, pero se los juro que nos llevamos de maravilla: “Yo creo que eso no debe existir, Leo; aunque seamos de empresas distintas, ¿eso qué tiene que ver?, el cariño es el cariño; me chocan las etiquetas”.
Busca el podcast de esta entrevista en: http://www.spreaker.com/show/ leonardomarkerpodcast.
