Pertenecer y permanecer inmerso 35 años ininterrumpidos dedicados al medio artístico ya no se ve a menudo. Consolidarse dentro de una carrera tan complicada no es -de ninguna manera- una tarea sencilla, pero para Ana Patricia Rojo, quien se ha mantenido ahí desde los cinco años, ocurre diferente. Sin embargo, está consciente de que aún le falta un largo camino por recorrer: “Nunca tuve duda, nunca consideré que pudiera existir otra alternativa. Cuando de niño fantaseas o imaginas lo que quieres ser de grande, yo siempre dije ‘actriz’. Siempre estuve en este mundo, a los cinco años ya estaba comenzando a hacer cine, teatro y televisión. Muchos compañeros que vivieron bajo las mismas circunstancias, es decir, ser artistas desde niños, dirán que lo veían como un juego, pero para mí no era así porque yo sabía que esto era un trabajo y que de eso vivíamos. No lo veía como una obligación porque lo disfrutaba; siempre ha sido muy divertido, pero también me lo he tomado muy en serio”.
Hija de Don Gustavo Rojo, toda una institución en la industria del entretenimiento mexicano, y a sus orgullosos 40 años, se describe como despistada, amorosa y muy leal.
Su infancia y adolescencia -asegurafueron espléndidas: “Mi primer recuerdo, aunque suene demasiado trillado, es estar arriba de un escenario, creo que era el Teatro de la Ciudad. Subí a recitar un verso de mi abuela Mercedes durante la develación de placa de Papacito piernas largas, una puesta en escena en la que participaba mi papá. Mi infancia la viví y la disfruté enormemente, siempre fui muy niña, y a la fecha tengo contacto muy de cerca con esa parte. Cuando tenía 15 ó 16 años mi vida era muy linda, muy intensa, pero al mismo tiempo tan inocente, tan rosa, tan pasional, pero por intensidad, no por estar imbuida en alguna cuestión carnal; más bien era esta pasión de vida, del amor, de la ilusión, del sueño; una etapa en la que uno comete muchos errores. Siempre fui muy romántica”.
Su profesión es una de sus más grandes pasiones, pero todo es resultado de la admiración y el respeto que siente por su padre: “Mi papá es un actor que tiene una carrera brillante; 70 años de trayectoria, ¡imagínate, Leo! Pero más allá de eso, es un gran ser humano, es un hombre cuya prioridad siempre ha sido su familia, así que para mí todo eso ha sido un ejemplo tanto en lo personal como en lo profesional”.
Sin embargo, tiene muy claras las bondades, pero también los sacrificios que esto conlleva: “Lo más complicado en esta carrera es la continuidad, sostenerse, seguir, hacer una carrera a largo plazo. Mucha gente podría decir que lo más difícil es la primera oportunidad, pero yo creo que es mucho más complicada la segunda Personalidades con estilo y la tercera, y como van pasando los años se vuelve cada vez más dificultoso. Llegar a ser una primera actriz o un primer actor cuesta mucho trabajo”.
Ana Patricia Rojo, la personalidad con estilo de esta semana, considera que jamás ha perdido el piso, y me indica sus razones: “Nunca me he mareado con un éxito porque tengo muy claro que en esta carrera todo es pasajero. Tengo muy claro que en este negocio a veces estás arriba y a veces en medio. Si lo que uno busca es fama, publicidad o dinero, algún día se van a acabar; todo es eventual, nada de eso puede ser el objetivo porque todo es completamente efímero”.
Han pasado cinco años desde que formó una familia, y yo, queridos lectores, la veo radiante, la percibo muy feliz: “Soy una mamá muy mamá. Tengo dos hijas maravillosas, y las tuve para cuidarlas y ser su madre al ciento por ciento. Aunque la verdad no estaba dentro mis sueños ser mamá, Leo; yo soñaba con encontrar una pareja, un compañero de vida, y decía: ‘Cuando lo encuentre, como producto de ese amor, de esa relación en pareja, si se da el tener hijos, bendito sea Dios’”.
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