De importante ejecutivo de una empresa papelera y tras terminar su carrera en periodismo, Mauricio Mancera pasó a conductor de televisión, pues su sueño era convertirse en el nuevo Javier Alatorre.
Impulsivo, trabajador y bromista, así se considera, y a sus 30 años goza la vida -dicecon todo. Se ha convertido en uno de los talentos de Azteca que más seguidores tiene en las redes sociales y, por supuesto, también se ha ganado el cariño del público que desde hace siete años lo ve cada mañana en Venga la alegría.
Si tú, querido lector, has tenido la impresión de que Mauricio es un tipo relajado, burlón y, a veces, desastroso, no estás equivocado. Sin embargo, todo lo que hace es con buena vibra y buen humor.
Su infancia transcurrió como la de muchos de nosotros, aunque: “Me acuerdo que teníamos tres perros con nombres muy masculinos (risas); se llamaban: Minnie, Petite y Toki. Cuando nos cambiamos del DF a Veracruz para mí fue un drama porque mi mamá los regaló a familiares, pues no los podíamos llevar con nosotros. En Veracruz jugaba mucho con la bici y la avalancha; era adicto a estar todo el tiempo subido en esa divertida tabla. Mi mamá nos hizo un fuerte con una caja de cartón y me acuerdo que mis amigos y yo nos la pasábamos horas ahí metidos”.
Aseguró haber sido buen estudiante, pero sólo durante los primeros años de su vida, porque después: “Desde primero de primaria hasta la universidad siempre fui en escuela católica. Hasta sexto fui bien portado, pero lo desastroso me salió en la secundaria. Cuando entraron las niñas a la escuela comenzó el alboroto de hormona. Me iba tan mal en la escuela que, imagínate, Leo, mi papá me decía: ‘¡Con que sólo me repruebes tres materias no hay bronca!’ (risas). Yo era burro, burro, burro, pero nunca repetí año. En algún momento y con la idea de huir de la escuela de aquí, me fui a estudiar al extranjero en una escuela en la que tú podías armar tu propia tira de materias, entonces llevaba español, coro, cerámica, eran como clases para amas de casa (risas); llevaba también matemáticas, pero como de tercero de secundaria, historia, así que la verdad estuvo bien papita”.
Próximamente veremos a Mauricio Mancera como el conductor principal de El hormiguero. Y es que esta joven promesa de la televisión es y ha sido una personalidad con mucho estilo; insurrecto, pero con estilo:
“Como bien lo dijo el Che: joven que no es revolucionario, no es joven. A mí me preocupa cuando escucho historias de chavos que a los 14 ó 15 años dicen que son muy bien portados.
A esa edad lo más sano es tener algún tipo de rebeldía porque es cuando debes empezar a manifestar tus ideas, tu postura ante la vida. Debe ser horrible cuando tienes unos padres tan permisivos porque los papás que permiten todo a los hijos ya no les dan chance de rebelarse, y la rebeldía es parte de la naturaleza del ser humano, la necesitamos”.
Cuando le pregunté sobre sus inicios en los medios de comunicación, me compartió: “Yo tenía la intención de estudiar Derecho; hubiera sido un buen abogado porque me encanta el pleito y hacerla de tos por todo, pero en sexto semestre de la preparatoria llevaba periodismo y ahí dije: ‘Esto es lo mío’. Me acuerdo que cada 15 días hacía el periódico de la escuela. Me encantaba leer todos los periódicos, ver y escuchar todos los programas de opinión. Terminé la carrera de periodismo y de ahí decidí que quería ser conductor de noticias porque iba a revolucionar al mundo. Hasta que un día lanzaron una convocatoria que se llamaba Azteca te busca. Después me di cuenta que más bien era ‘Azteca te busca, te encuentra y después te manda a la burguer’ (risas), porque nunca pasó nada con todos los que salimos de ahí”.
Su entrada a la televisora del Ajusco fue muy trágica: “Yo decía: ‘Si Dios es jarocho, por qué me abandona’”. Si quieres conocer todas estas peripecias y cómo fue que México perdió a su siguiente Javier Alatorre, te invito a escuchar mi podcast… ¡entra ya!
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