Cada primavera cuando florecen la azáleas, el abogado Atticus Finch, su hija Scout y otros personajes de la novela «Matar a un ruiseñor» cobran vida en una obra montada en el pueblo de Alabama de donde es originaria la autora Harper Lee, quien publicará la continuación de su famosa obra en julio.
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La gente del pueblo, todos voluntarios sin mucha experiencia en teatro, se unen para presentar la versión teatral de la historia de Lee sobre la injusticia racial en el sur de Estados Unidos. La obra comienza fuera de la corte y termina en la misma sala que fue modelo para la versión de Hollywood del libro.
La producción es un orgullo cívico que atrae a multitudes de todas partes del mundo y ayuda a llenar moteles, restaurantes y tiendas en Monroeville un pueblo tranquilo de 6.300 habitantes en el suroeste de Alabama. Las funciones de este año comenzaron el miércoles con una presentación para niños de escuelas que venían de lugares tan remotos como Georgia, Tennessee y Florida. Otras funciones tienen los boletos agotados desde hace semanas, en parte por la emoción creada por la noticia inesperada de la nueva novela de Lee, «Go Set a Watchman».
Pero la obra, en su temporada 26, podría terminarse.
Los organizadores no han podido conseguir los derechos para producir la obra más allá del 2015, según documentos legales, y las persona involucradas en ese retraso es la misma que quedó bajo escrutinio tras descubrir «Watchman» y alertar a una editorial, la abogada de Lee, Tonja Carter.
El juez Greg Norris en el condado de Monroe está trabajando con Carter para obtener permiso para presentar «Matar a un ruiseñor» en 2016. El esposo de Carter ha sido designado para la junta que supervisa la obra, pero el futuro de la producción está en el «limbo» de acuerdo con las minutas de una reunión de marzo entre los directores del Museo del Patrimonio del Condado de Monroe, que monta la obra cada año.