¿Cómo están, mis queridos amigos? Espero que hayan tenido un fin de semana tan divertido como el mío, o bueno, relajado para aquellos seres extraños que prefieren las cosas un poco más tranquis. Yo me lancé a Los Cabos para disfrutar de las últimas jornadas del caluroso verano de Baja California Sur, donde obvio le eché ganitas a mi tan, que ya estaba peor que espalda de menonita de la sierra alta de Chihuahua.
Pero bueno, les quiero contar de mi querido Eduardo Wichtendahl Palazuelos, quien siempre ha sido una persona bastante movida, pero que últimamente ¡está en todo! Resulta que el buen Lalo se unió al movimiento de prevención del cáncer de mamá que realiza la periodista Lolita Ayala a través de la fundación Sólo por Ayudar, y además de estar participando en movimientos que, entre otras cosas, promueven el vino mexicano y la excelente gastronomía de Polanco.
Como saben, las obras de Masaryk están a medias y su fin se ve más lejano que la democracia en países como Venezuela y Bolivia, pero lo peor de todo es que eso ha «espantado» a muchos de los comensales que diariamente se echaban una vuelta para comer o cenar en esta parte de la ciudad.
En serio, tengo amigos de Bosques, el Pedregal y Tecamachalco que de plano le sacan la vuelta para venir a Polanco por culpa del escarbadero y cierre de calles alrededor de Masaryk, así que para contrarrestar este problema y ayudar a reactivar el sector gastronómico, Eduardo diseñó un menú especial en su restaurante Mar de Zur a un precio increíble. ¡Bien ahí, Lalo!
Hablando de expertos, otra que no para es mi amiga Rayo Guzmán, quien cada vez está mejor como escritora y presentadora de conferencias de alto impacto, en las que el desarrollo humano es siempre el mensaje principal. Rayo es una de las comunicólogas más destacadas que conozco, y sus conferencias y cursos son buenísimos, divertidos y con un mensaje de reflexión muy cañón, basados en sus libros Regalos para toda ocasión y Tú princesa, y yo sapo, que contienen historias reales y humanas. Pronto se va a presentar en el DF y, obvio, no me la pienso perder.
También les quiero contar que hace unos días me encontré con Michelle Torres, quien se ve lindísima con su pancita de seis meses; para nada le ha hecho descuidar la línea y el buen gusto porque sigue echándole muchísimas ganas a sus outfits, ¡como debe ser!
La diseñadora y socialité está más contenta que nunca, pues su matrimonio con el buen Mateo Gorena –quien la consiente en todo– va excelente, más con la llegada de Sienna, quien en dos meses estará estrenando tooooodo lo que sus papás le han comprado, como ropita, zapatos y juguetes que, conociendo a Michelle, deben estar súper cool.
Oigan, pues me tengo que ir, así que los veo en una semana para comentar lo más nuevo de la sociedad capitalina y uno que otro chismesín que ande rondando por ahí. ¡Abrazotes!