Marcos Sánchez Avendaño define la pintura, su más grande pasión, como “el arte de vivir la ensoñación”. Asegura que su trabajo creativo es el medio por el cual comparte su visión del mundo y la manera en que puede aportar algo a la cultura de México.
Por Pepe Real
Desde su trinchera artística busca evocar con sus obras un estado de gozo por la vida. “Con mis temáticas, manejo de color y plasticidad busco transmitir una especie de sinfonía visual, sonora y degustativa”.
El artista plástico descubrió su gusto por la pintura desde la infancia a través de las ilustraciones de obras de grandes maestros, mismas que le provocaban “una fascinación hipnótica, un viaje por territorios de color, formas, texturas y temáticas”.
Menciona que en su niñez intentaba copiar las pinturas que veía en las enciclopedias, hasta que llegó a convertirse en “un fantasioso alquimista de colores y formas”, como él se autodefine.
A los 17 años decidió que hacer trazos sería su camino, entonces comenzó a frecuentar galerías de arte, donde se dio cuenta que el objeto artístico es un motor generador de ideas, de diálogos, emociones. “Supe entonces que ese era el lenguaje que necesitaba para comunicar mis cosas internas”.
Primero tomó clases con un instructor de dibujo y pintura durante el bachillerato. Posteriormente estudió la Instructoría en Artes Plásticas y Grabado en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. Concluida esta formación, trabajó en talleres de artes gráficas y en estudios de pintores.
¿Cuáles son tus técnicas predilectas?
La técnica pictórica que manejo hoy con preponderancia es el óleo sobre textura. También intercalo el óleo sobre tela, el acrílico, la acuarela y el grabado.
¿A qué grandes artistas admiras y por qué?
Primero mencionaría mi admiración por el maestro Francisco Toledo dado que en mi etapa de formación fueron escuela muy importante las instituciones que fundó para el servicio de los oaxaqueños, como el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, el Cineclub El Pochote y el Centro de las Artes de San Agustín Etla. Aparte del privilegio de ver su persona y creaciones plásticas en galerías, museos e institutos locales, fue grato ver la evolución de su obra durante esa época. Al igual que el acervo gráfico de autores como Goya, James Ensor, Picasso, Rembrandt, entre otros excelsos creadores.
¿Qué satisfacciones te ha dado la pintura?
Vivir de lo que me gusta. Conocer amigos artistas y gente diversa de otros lugares.
¿Cómo te inspiras para trazar tus cuadros?
Tomo inspiración de las vivencias cotidianas, las geografías, flora y fauna de nuestro territorio; de versos, música diversa, gastronomía local, cuentos, leyendas, mitos, arquitectura…
¿Cuál es tu recuerdo más entrañable como pintor?
Sin duda lo más grato de mi aventura en este oficio es el comienzo, los años de práctica, estudio y experimentación no tanto por encontrar un estilo, sino por el frenesí creativo de sacar las ideas que se llevan dentro, buscar y aprender técnicas que me permitieran las formas necesarias para resolver mis inquietudes. Los momentos entrañables de convivencia y el intercambio de ideas con los jóvenes que en esa época perseguíamos el anhelo de ser artistas.
¿Y cuál es el momento más amargo?
No lo considero un momento amargo, pero sí de gran frustración la ocasión en que se siniestró la Unidad de Paquetería y se perdieron tres cuadros de formato mediano. Cuadros que realmente me encantaban y me dolió haberlos perdido.
¿Cuáles son los más grandes sueños de Marcos Sánchez?
Crear un universo pictórico personal y reconocible en el conglomerado artístico. Pensar que un día pueda ser un referente plástico para algún joven, como en su momento varios maestros lo fueron para mí. Incidir benéficamente en mi comunidad.
¿Cuál es el mejor halago que te han hecho sobre tus creaciones?
Afortunadamente he recibido buenos comentarios por parte del público, los aprecio mucho, pero siento que lo más importante es que quien se hace de un cuadro mío es porque lo enamoró, quedó encantado, se identificó o queda satisfecho con lo que lleva a su hogar.
¿Es difícil dar por terminado un cuadro?
Es difícil, identifico el momento en que puede darse por concluido, pero eso no significa que pueda dejar de evolucionar; si una pieza se queda demasiado conmigo, me siento tentado a hacerle modificaciones.
¿Qué sentimiento te provoca cuando ves terminada una obra de tu autoría?
Tranquilidad, el proceso previo es una tormenta.
¿Qué otro tipo de arte realizas?
Artes gráficas como el grabado en metal, la xilografía y colografía.
¿Cómo te ha afectado la pandemia en tu trabajo?
En mi rutina muy poco, me considero un ratón de taller, mi angustia viene si no estoy en mi labor creativa. La pandemia me afectó en cuanto a que varios proyectos se cancelaron.
¿Qué has aprendido de tu carrera artística?
Que es un oficio que requiere disciplina, constancia y entrega total. Que hay mucho por aprender de los creadores del gremio. Que el principal apoyo del artista es su familia y los colegas del oficio.
Está claro que en tus obras plasmas las raíces de la cultura oaxaqueña…
He estudiado, he aprendido temas de la cultura universal, aprecio mi patria, pero soy esencialmente un oaxaqueño.
¿Pregunta más rara o incómoda que te ha hecho un periodista?
Alguna vez me preguntaron si en mi iconografía hay signos esotéricos.