El pasado martes, un terrible terremoto de 7.1 grados azotó entidades de Puebla, Morelos y Ciudad de México. Y aunque las impactantes imágenes de los derrumbes asombraron al mundo entero, nos ha llenado de orgullo y amor que -sin pensarlo- los voluntarios hayan puesto manos a la obra para sacar adelante a nuestro país.
No importa la edad que tengan o la función que hagan. Muchos de ellos no pueden cargar los pesados escombros, pero a cambio recolectan víveres, ofrecen apoyo emocional o facilitan la comunicación (como unos ingeniosos vecinos que brindan desde su ventana un multicontacto para que los brigadistas puedan cargar sus teléfonos).
Las abundantes recopilaciones de víveres, también fueron un completa sorpresa para todos.
O los taqueros regalando tacos a los voluntarios.
Sin olvidar que pese a las condiciones climáticas, los mexicanos seguían ayudando.
¡No cabe duda de que debemos estar sumamente orgullosos de nuestro país!