Las famosas white parties organizadas por el rapero y productor musical Sean “Diddy” Combs han vuelto a ocupar los titulares. En medio de graves acusaciones de tráfico sexual y abuso, el foco de las investigaciones también ha recaído en estos eventos que durante años atrajeron a una lista estelar de celebridades y figuras de alto perfil.
Sean Combs, conocido por su éxito en la industria del hip hop, enfrenta cargos por asociación delictiva, tráfico sexual y prostitución, que podrían costarle una condena de cadena perpetua. Las acusaciones, que han ido creciendo en los últimos meses, giran en torno a las llamadas “Freak Off Parties”, eventos sexuales masivos en los que, supuestamente, se suministraban drogas a los asistentes y se cometían abusos contra trabajadores sexuales.
Sin embargo, el escrutinio también ha alcanzado a las exclusivas white parties, suspendidas desde 2009, pero que durante años fueron el epicentro de la vida social de los Hamptons. Estas celebraciones se distinguían por su código de vestimenta, donde el color blanco era obligatorio, y por la asistencia de algunas de las mayores estrellas de Hollywood, la música y la alta sociedad.
Entre las figuras que se han mencionado como habituales asistentes de estas fiestas se encuentran celebridades como Leonardo DiCaprio, Beyoncé, Mariah Carey, Jay Z, Ashton Kutcher, Kim Kardashian y Donald Trump, entre muchos otros.
También se sabe de Jennifer Lopez, Paris Hilton, Shakira, y el príncipe Harry, lo que ha llevado a especulaciones y comentarios en redes sociales sobre el alcance real de las fiestas y la posibilidad de que haya más personas involucradas.
Sin pruebas hasta ahora
Si bien no se ha implicado directamente a estos famosos en los delitos que se investigan, su cercanía con Combs ha generado especulaciones y curiosidad. Las white parties fueron un fenómeno social en su momento, una plataforma donde convergían actores, músicos y empresarios influyentes.
Con las recientes revelaciones se está cuestionando hasta qué punto estas reuniones eran sólo eventos glamurosos o si escondían algo más oscuro. La defensa de Combs ha sido tajante, negando todas las acusaciones.
Sus abogados afirman que se está distorsionando la naturaleza de estos eventos y acusaron a los medios de tergiversar el contexto para crear un “circo mediático”. Diddy se ha declarado inocente y espera limpiar su nombre en los tribunales.
Las investigaciones siguen en curso, y la lista de famosos que alguna vez estuvieron en las fiestas de Combs sigue creciendo. Aunque no hay pruebas de que todas estas celebridades hayan sido parte de actividades ilegales, la vinculación a estas polémicas ha empañado su imagen pública, y la relación de muchos de ellos con el productor ahora es objeto de un exhaustivo escrutinio.
Mientras la situación avanza y más víctimas se presentan con relatos desgarradores sobre lo que ocurría en las “Freak Off Parties”, la figura de Sean Combs sigue cayendo en desgracia. Lo que alguna vez fueron vistas como lujosas y excéntricas reuniones de la élite, ahora están teñidas por las sombras de las acusaciones más graves que enfrenta el magnate musical.
