Joan Rivers dejó este mundo, no sin antes asegurarse de que su hija Melissa; Cooper, su nieto; y sus perros, fueran los beneficiarios de su herencia.
La Fashion Police, cuya fortuna ascendía a los 150 millones de dólares, además de joyas, propiedades y ropa, estipuló que Melissa sea la nueva propietaria de su lujoso departamento ubicado en Manhattan, el cual está valuado en 35 millones de dólares.
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Otro de sus deseos era que sus perros, Samantha y Teegan, que vivían con ella en Nueva York, y otros dos en California, quedaran a cargo de Jocelyn Pickett, su ex asistente.
Los mascotas fueron sus grandes compañeros, por eso pidió que cuando murieran fueran incinerados y sus cenizas mezcladas con las de ella.
Conoce las imágenes de la lujosa mansión que desde ahora pasará a manos de Melissa.