Es bien sabido que es perfecta para adelgazar y la mejor manera de comerla es en una ensalada. Además, tiene propiedades nutricionales.
«Aunque a veces a la pobre lechuga le hayan dado mala fama por problemas de digestión… Es uno de los alimentos que jamás debería faltar en nuestra cocina porque aporta muchos más beneficios de los que pensamos», explica Nela Berlanga, farmacéutica.
Gracias a sus pocas calorías, podemos incluirla sin ningún problema en ensaladas, bocadillos, sándwiches y demás. Pero no te excedas, ya que puede producir una disminución en los niveles de potasio, lo que puede influir en la velocidad del metabolismo.
Además, hay que recordar que hoy en día la cantidad de pesticidas que tienen los alimentos son bastante altos, por lo que hay que asegurarnos de lavarlos bien antes de comerlos.
Pero por muy buena que sea, tomemos en cuenta que existen diversos tipos, por ejemplo, la lechuga romana y la iceberg producen digestiones lentas, así que te recomendamos que uses las de tipo escarola, endivia y hoja de roble.
No olvides agregarle a tus ensaladas otras verduras como zanahoria, pepino, cebolla o berro para que tengan un efecto diurético.