POR PEPE REAL
Víctor Hugo Sánchez lleva más de 30 años en el periodismo de espectáculos. Recién acaba de lanzar su primer libro, RP: El otro lado del espejo, bajo el sello de Rosa María Porrúa Ediciones, donde ofrece una recopilación de relatos que durante casi tres años publicó en la revista EstiloDF.
Son historias reveladoras, a veces íntimas, sobre personajes de la farándula con los que el textoservidor, como él se define, tuvo una relación profesional o incluso muy personal en distintas épocas de su carrera.
El también publirrelacionista cuenta anécdotas de su cercanía con Luis Miguel, José José, Paul McCartney, Elton John, los Rolling Stones, Rocío Dúrcal, Jane Fonda, Raúl Velasco y Adriana Barraza, entre otras celebridades, sin dejar de mencionar algunos pasajes memorables como cuando durante una cena en una disco de Nueva York terminó bailando lambada con Paulina Rubio, y otros un tanto angustiantes como el día en que Enrique Guzmán le apuntó a la cabeza con una pistola o recibió amenazas de muerte por ventilar el tema de la piratería de discos.
RP: El otro lado del espejo está disponible en plataformas digitales: Amazon, eBooks y la página de la misma editorial www.rmporrua.com.
Recién lanzaste RP: El otro lado del espejo, tu primer libro, ¿cómo te sientes?
Muy contento. Es una serie de anécdotas con celebridades nacionales e internacionales, experiencias muy personales de un periodista de espectáculos que tuvo la fortuna y la ventaja de vivir en una época en la que el artista era muy cercano al reportero. Podías entrar a sus casas, a sus vidas. Ya dependía de ti si querías hacer una amistad o no, pero la relación artista-periodista era muy abierta. Se fueron acomodando historias que publiqué durante casi tres años en una columna semanal en la revista EstiloDF, relatos que se quedaron en el tintero, los que no conté, los que se habían quedado rezagados, y que a la postre resultan muy reveladores sobre el comportamiento de la industria del entretenimiento y del periodismo de espectáculos de aquellos años.
¿Cuál ha sido el momento más memorable de tu carrera?
Creo que todos los momentos que están relatados ahí son memorables. De hecho, al final fueron 182 entregas en EstiloDF de situaciones que me marcaron; por ejemplo, tuve el honor de conocer a Paul McCartney. Te puedo decir orgullosamente que soy el único periodista por el que Paul McCartney preguntó tres días después de su concierto en México, me mandó llamar a través de la gente de OCESA. Creo que son muchos los momentos memorables, por ejemplo cuando rechazo la invitación para trabajar con Luis Miguel porque una novia me lo pidió, cuando nace mi hija, cuando entro a Televisa, que marca un antes y un después en mi vida. Quizás el momento que más definió mi vida fue el primer día que puse un pie en la redacción de El Heraldo de México, porque entré y me enamoré con la convicción de que quería ser periodista las 24 horas del día, y a partir de ese momento, hace 33 años, dejé de ver a mi familia, ya no fui a las bodas, a los bautizos ni a los sepelios, me dediqué a trabajar de lunes a domingo.
¿Y el peor momento?
Cuando dejo Televisa, porque me divorcio de mi primera esposa, y me divorcio porque yo estaba muy metido en las drogas, haz de cuenta que estaba cavando mi propio infierno. Entonces dejo Televisa y de ahí vino una debacle, que al final fue un pozo sin fondo. Fue el peor momento de mi vida, en el que le estaba dando en la torre a todo lo que había construido. Después salgo adelante, dejo las drogas, me recupero y me reinvento.
Estudiaste periodismo en la UNAM, al parecer esta formación académica te trajo algunos conflictos con tus entrevistados porque tus preguntas eran muy incisivas, diríamos que hasta combativas…
Siempre he sido combativo, siempre he creído que el periodismo no es para lisonjear al artista, sino para cuestionar un sistema. Yo salí de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales con la convicción de que tenía que cambiar en la medida de lo posible mi mundo, mi universo, y la manera de hacerlo era no dejarme corromper. En aquel entonces eran muy socorridos el chayo, el embute y el soborno a la prensa, las disqueras te daban una lana mensual, las televisoras también, había artistas que tenían en la nómina a varios periodistas. Cuando yo llego me niego, me rehúso a todo eso. Tenía la convicción de hacer un periodismo honesto, transparente, y a la larga, después de 33 años, te puedo decir que hoy por hoy puedo ver a los artistas a los ojos, saben que nunca les mentí, que siempre dije la verdad, igual que al lector.
¿Cómo ha sido la experiencia de publicar tus anécdotas en las páginas de EstiloDF?
Ha sido una maravillosa experiencia, he llegado a lectores que jamás imaginé, he formado una legión de lectores en mis redes sociales que cada viernes esperan que salga publicado algo escrito por mí. Hace poco en un restaurante me pasé la tarde con una persona que acababa de conocer, contándole anécdotas que he publicado en EstiloDF, eran historias que esa señora se sabía. Me dijo: “Oye, ahora cuéntame lo de Elton John”. Se veía que las leía cada semana. La verdad se siente muy bonito, porque al final para quien escribe uno es para la gente.
Si alguna vez escribieras tu autobiografía, ¿cómo la titularías?
Ya hay una frase parecida, pero yo me la piratearía: “Confieso que he vivido”, porque no me arrepiento de nada, más que de dos cosas: una, no haber visto a Frank Sinatra por haberme ido a un hotel con una novia, cuando tenía los boletos para ver al cantante. Y otra cuando, estando con esa misma novia, me ofrecen ser el jefe de prensa de Luis Miguel. Voy con la novia y le digo: “Oye, fíjate que me tengo que ir seis meses del país”. Y ella me contesta: “Pues, mira, tengo 19 años, mi cuerpo me pide cosas, y pues si me las pide se las voy a dar”. Entonces entendí, literal, que me iba a poner el cuerno o que todo se acababa ahí. Fui muy tonto y rechacé ser jefe de prensa de Luis Miguel.