Estoy lejos de ser una feminista, creo tonto cegarnos a las diferencias que existen entre los hombres y las mujeres en una lucha por “la igualdad de género”. Somos mujeres y son hombres, es IMPOSIBLE ser iguales. No midamos nuestras capacidades intelectuales, laborales, talentos o competitividad laboral con las de los hombres, midámoslas con las de otros humanos. Compitamos como individuos.
Hacer una batalla de sexos para lograr una equidad es, sin duda, algo absurdo e irracional. Las mujeres y los hombres somos distintos, física, química, psicológica y emocionalmente.
Celebremos nuestras diferencias, nada nos empoderaría más que mostrarnos orgullosas de lo que nos distingue en lugar de intentar anularlo. Amemos lo que nos distingue de un hombre para mostrar que ser mujeres es igual de poderoso, igual de increíble, igual de importante. No podemos darnos valor minimizando al otro.
Hay tantas cosas por las que tenemos que luchar en la vida, que definitivamente veo absurdo tener que competir por darle valor a mi papel de mujer, veo innecesario tener que reafirmar y redefinir el rol de la mujer para sentirme orgullosa de serlo. Creo que hacerlo sería un poco machista.
Amo ser mujer por el simple hecho de serlo. Amo ver el mundo como mujer, tocar las cosas con una piel suave que me permite sentir el universo más cerquita. Estoy orgullosa de oler a mujer y tener voz de mujer. Me gusta mi tamaño de mujer, mi inteligencia de mujer, mi capacidad de amar como mujer. Me asombra el poder llevar una vida dentro de mi, sin jamás olvidar que necesito de un hombre para crearla. Amo mi sensibilidad y sus matices. Estoy en paz con la realidad de que si, a veces me vuelven loca las hormonas y lloro más que cualquier hombre pero también más que muchísimas otras mujeres. Amo ser cursi y brincar mis pasos cuando me enamoro.
Amo el lipstick rojo y los zapatos con moños. Amo jugar con mi pelo y que el hombre que quiero me lo quite de la frente para darme un beso; amo como mis ojos de mujer pueden verlo. Amo mi lado débil y no me avergüenza pedir ayuda para cambiar focos, abrir tapas o cargar cosas que doblan mi peso.
Amo haber usado coronas de princesa y vestidos de hada. Amo usar faldas pegadas, sueltas, cortas o largas. Amo los vestidos de verano y guantes de piel en invierno. Estoy orgullosa de escribir como mujer, de hablar como mujer y de por fin estar en paz con mis curvas de mujer con las que tanto pelee siendo niña. Amo mis manos de mujer, mis sueños de mujer y mis piernas de mujer. Amo ser femenina y amo poder serlo frente a un hombre porque es cuándo más intensamente lo siento.
Y para cerrar, creo que pocas cosas son más femeninas que llevar una camisa de hombre con la seguridad de una mujer.
FA
