La belleza de la actriz cubana Ana de Armas es innegable. Su talento está revolucionando Hollywood y su estilo marca tendencias. Sin embargo, al parecer esto no fue suficiente para convertirse en uno de los íconos más grandes de la historia: Marilyn Monroe.
El pasado 28 de septiembre se estrenó en Netflix ‘Blonde’, una biopic dirigida por Andrew Dominik sobre la historia de Monroe, desde su infancia hasta los momentos más oscuros que marcaron el final de su carrera y lamentablemente también de su vida. Ana de Armas fue la mujer elegida para darle vida a esta leyenda en una más de las muchas cintas y documentales que ya se han hecho respecto a Norma Jeane Mortenson.
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Y aunque el director de la cinta ya sabía que quería a Ana de Armas como protagonista, la actriz de 34 años tuvo que hacer audición. De acuerdo con una entrevista para Variety, Dominik, quien había estado preparando este proyecto desde hace 10 años, le dio el guión para que se preparara y le preguntó cuánto tiempo necesitaba. «Por siempre», contestó la actriz, consciente del peso que estaba a punto de echarse sobre sus hombros al dar vida a un personaje tan importante en la historia. Sin embargo, unas semanas después ya estaba lista para probar que podía con este nuevo reto.
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El obstáculo más difícil para Ana de Armas
A primera vista podríamos decir que Ana no se parece mucho a Marilyn, pero tan sólo con cortarle el cabello y volverla rubia, el parecido sorprende a cualquiera. Aunque no son dos gotas de agua, Ana tiene bastantes similitudes físicas que con ayuda de un increíble equipo de vestuario y maquillaje pudieron cubrir con mención honorífica.
Entonces, ¿cuál fue el mayor reto? De acuerdo con la actriz, lo que siempre le preocupó más fue la voz. Debemos recordar que la voz de Marilyn era única y muy peculiar, uno de sus sellos más distintivos. Para Ana de Armas este no sólo era un reto de timbre de voz, sino también de pronunciación, acento y ritmo. La actriz vivió en Cuba hasta los 18 años, después se mudó a España, y sin saber nada de inglés se aventuró a probar suerte en Hollywood.
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«La voz era mi mayor preocupación porque es muy icónico y el inglés ni siquiera es mi idioma», comentó en entrevista. Agregó que además del acento, lo que más le importaba era capturar la esencia de quien era Marilyn y qué es lo que quería expresar al hablar así, pues la actriz de los 50s cambió su acento muchas veces a lo largo de su carrera. «Imitarla no era una opción, pues fracasaría. La única manera de hacer este papel era conectando con ella y entendiéndola».
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Más Norma que Marilyn
Ana de Armas también ha explicado que más que centrarse en Marilyn como la icónica estrella de cine convertida en sex symbol, se enfocó en conocer y profundizar en Norma, la mujer que era fuera de los reflectores, las cámaras y el glamour. Incluso, la cubana ha confesado que acudió a la tumba de Marilyn antes de empezar las grabaciones para pedirle permiso de interpretarla en la película. «Teníamos una gran tarjeta en donde todos escribimos mensajes para ella. Fuimos al cementerio y la pusimos sobre su lápida. Todos sabíamos la responsabilidad que teníamos al querer contar esta parte de la historia de Norma Jeane».
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Ana dice que se metió tanto en el personaje que incluso sentía que estaba con ella en el set de rodaje y soñaba con que tenía largas conversaciones con ella. Asegura que entre toma y toma o a la hora de la comida lograba salir del personaje. «Yo soy Ana, pero tenía una sensación terrible porque sabía que no podía arreglarla. Fui ella nueve semanas y fue agotador. No puedo imaginar lo que fue serlo por 36 años».
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