Cuando se piensa en el color de una sombra de ojos o el tono en el labial pareciera que se trabaja en un tema banal, no así con los aromas, que de acuerdo con Fernanda Mendoza, consultora en imagen pública, es una herramienta de atracción o incluso de aceptación entre los grupos sociales, ya que aquella persona que atrapa con su perfume incita a estar más tiempo ante su presencia.
Estudios de la Universidad de Rockefeller, citados por la experta, indican que una persona recuerda el 35% de lo que huele, 5% de lo que ve, 2% de lo que oye y 1% de lo que toca, de ahí la importancia de una acción: “decodificar tu olor”.
“De manera natural, las personas hacemos una especie de codificación de la imagen de las personas en unos cuantos segundos. La primera impresión es una realidad, pero olvidamos que el tema olfativo es parte de este proceso y que así como nos huelen, nos recuerdan”, explica Fernanda, quien forma parte de la Escuela de Belleza y Moda de la plataforma Aprende Institute.
Independiente a la marca de fragancia que elijas, la experta asegura que es la etiqueta lo que debes revisar. “El agua de tocador es suave, ligera y por lo regular contiene aromas frescos que van muy bien para la mañana. Los perfumes, por su parte, son más especiales, así que los especiados, dulces o con toques de madera son ideales para la noche, porque entran en el mundo de la atracción y el anclaje personal”.
Nayeli Gamez, licenciada en Psicología, explica además que las personas tomamos poco en cuenta que detrás del aroma hay un rasgo importante: la manera en la que nos aporta tranquilidad, relajación, o incluso el hecho de que nos ponga alerta.
“Cuando estamos en un plan de conquista, el perfume puede usarse para atraer a alguien más, pero está psicológicamente comprobado que buscamos olores similares a los nuestros. Los aromas actúan también en el cerebro y en nuestros procesos químicos, por lo que ciertas combinaciones nos generarán oxitocina y dopamina, que se refleja en un sentimiento de bienestar”, explica Nayeli, docente de inteligencia emocional.
Y es que nos recuerda que así como hay perfumes que nos hacen sentir seguros, hay olores que nos llevan a recuerdos o historias de vida asociados con tristeza, incluso con molestia, por lo que elegir bien el aroma que portaremos nos hará vivir un evento sensorial durante todo el día.
“Hay prácticas donde se necesitan aromas, fragancias o esencias para cambiar nuestro estado de ánimo; por ejemplo, el jazmín o lavanda ayudan a mejorar la calidad del sueño, los aromas frescos o mentolados sirven para quitar la tristeza y aumentar la energía, el olor a manzana ayuda a la presión arterial, los cítricos o florales relajan y calman la mente, así que cada perfume nos hace una especie de entrenamiento de los sentimientos y una asociación mental en el cerebro”, dice Nayeli, quien está al frente de una especialidad en Inteligencia Emocional en la plataforma Aprende Institute.
Las expertas piden que recordemos que los olores se modifican según nuestro PH, es decir, que a una hora del día pueden causarnos furor y más tarde darnos otra emoción. “Si un perfume te gusta y te pone feliz, ¡úsalo! Aprende poco a poco a identificar qué te aporta calma, sensualidad o nostalgia, y entonces usa los aromas a tu favor”, explica la psicóloga.
Ambas coinciden en que el olfato es el sentido con más memoria, por lo que valdrá la pena asociar los momentos felices con ciertas fragancias a las que podamos regresar cada vez que lo necesitemos.
