El Jetta de cuarta generación fue presentado durante el Autoshow de Frankfurt en 1998. Su diseño fue un parteaguas dentro de la marca Volkswagen gracias a que sus líneas ya no estaban limitadas a las luces delanteras y traseras de unidad sellada, sino a las nuevas lámparas halógenas.
Lo anterior significa que, a diferencia del pasado, en el que las carrocerías de los autos sólo podían adaptarse y lucir luces (faros) cuadradas, ovaladas o redondas, los diseñadores del Jetta le dotaron de grupos ópticos con altas, bajas y direccionales en una sola unidad. Esto quizá sea común hoy para ti, pero hace 20 años fue una revolución automotriz.
Debajo del capó también hubo un montón de innovaciones gracias a los nuevos motores de cuatro cilindros con turbo. Era sorprendente cómo un motor de 1.8 litros podía acelerar con tanta fuerza a un Jetta.
Por si fuera poco, los alemanes también dotaron a este Jetta de un VR6 de 2.8 litros con 204 caballos o, en otras palabras, un motor seis cilindros. Honestamente, nadie dentro de su segmento era más veloz en curvas y rectas, que el Jetta.
Por otro lado, la versión más modesta del auto contaba con el indestructible cuatro cilindros de 2.0 litros de 115 caballos y las opciones que le siguieron fueron: el 1.8 litros turbo de 180 caballos y el VR6 de 204 caballos, una opción que brindaba los mejores consumos de gasolina en un Jetta de esos tiempos.
Hablando de excelentes consumos, con este Jetta llegó el motor 1.9 TDI de 90 HP a la gama, un turbodiesel de gran rendimiento de combustible.
Sin lugar a dudas, el Jetta A4 ha sido la generación más exitosa en ventas gracias a que su producción llegó a casi las 700 mil unidades durante ocho años en México.