Fiel a su esencia.
A la vista de muchos, Alejandro Escajadillo, mejor conocido como Aleks Syntek, es solamente un popero. Para otros es un músico inteligente que ha sabido avanzar con su estilo, sin caer en la música de moda. Esta circunstancia lo ha llevado a ser rechazado en la promoción de Trasatlántico, su más reciente álbum, en el cual rinde tributo a 16 canciones emblemáticas de la movida madrileña al ritmo de pop rock. Entre los temas que se incluyen en este homenaje están “La puerta de Alcalá” (Ana Belén y Víctor Manuel) y “Viaje con nosotros” (Orquesta Mondragón), además de clásicos como “Sin aliento”, “Yo no me llamo Javier”, “Si yo fuera mujer”, “A cara o cruz” y “El ataque de las chicas cocodrilo”, entre otros. Hastiado y criticado por no gustar de la música urbana y crear recientemente covers, Syntek confiesa que él no culpa propiamente al reguetón, pues tiene presente que se trata de un problema en la industria que con los años se ha incrementado; además aclara que lanzar temas icónicos de España junto a los propios artistas creadores de los mismos, no se trata de covers, y sí de un trabajo en el que su esencia y sello son puestos en cada una de las letras y arreglos. Con diversas nominaciones, una carrera versátil en la que el doblaje así como la conducción también tienen cabida, el yucateco platica con EstiloDF sobre el proceso de su nuevo material discográfico, además de compartir sus mayores pasiones en la vida. El reguetón, los años 80, su niñez, sus ídolos, el rock and roll, su versatilidad, la diferencia entre cover y tributo, así como su faceta como conductor en Nat Geo, son algunos de los temas que el compositor mexicano nos comparte.
¿Cómo nace Trasatlántico y la idea de rendir tributo a canciones de la movida madrileña?
Fue una idea que vino directo de la disquera. Yo nunca había hecho un disco de concepto, jamás había hecho un tributo a un género musical, a una época. Me gustó mucho la época porque realmente la movida madrileña que vino de España en los 80, después del new wave inglés, fue lo que más me motivó a experimentar con la música. Lo que había en ese entonces en México eran puras baladas y música regional, muy tradicionalista todo. Los grupos de rock en español nos vinieron a demostrar que se podía hacer música en nuestro idioma desde otra perspectiva, y eso me abrió todo un mundo en la cabeza. Sin duda desde mis primeras andanzas en el rock, siempre tuvieron que ver estas influencias, incluso aunque haya saltado al pop.
¿Cómo fue la selección de cada tema?
No todas son precisamente la más famosa de cada grupo o artista, algunas simplemente las escogí porque tenían algo que llamó mi atención en el momento; otras definitivamente me parecen genialidades de la música pop rock de la época. No todo es rock, están Hombres G, Mecano, Nacha Pop, La Unión, Danza Invisible, Toreros Muertos, Patxi Andion, Ana Belén y la Orquesta Mondragón, que aunque en México no se les conoce mucho, yo quise incluirlos porque en España son como el Tri de nuestro país. Ellos son los precursores, los abuelos del rock, son los que patearon el balón en el partido por primera vez. De hecho, el disco abre con una narración de Javier Gurruchaga (Orquesta Mondragón), porque me parece que es alguien muy emblemático del rock español.
¿Te sientes satisfecho con el resultado, por qué llamarlo Trasatlántico?
Después de que me hicieron la propuesta, les dije: “Ok, haré este homenaje a la música de España, pero quiero reclutar a los originales y ver quiénes de los artistas están disponibles para cantar los temas”. Y de 16 canciones, 11 artistas participaron, y el hecho de que lo hayan aceptado es una manera de darme su aprobación. Tuve que volar a Madrid y hacer un viaje trasatlántico, y surgió la idea de que el disco se llamara así.
¿Qué tenía la música en los 80 que no tiene hoy?
Otra cosa que me encanta de la música de esa época es que no era tan evidente, es decir, tal vez en esta época le llamarían “Viva España” u “¡Olé Madrid!”, sería un nombre muy turístico. La música hoy en día se ha vuelto evidente, desde mi punto de vista. En aquellos años todo era impredecible, todo era más sugerido, no directo. Trasatlántico es una manera de sugerirlo.
Has realizado temas para el cine, y aunque tu línea musical es el pop, siempre cambias, ¿el ser versátil ha sido un modo de supervivencia en la industria musical?
Sí, un poco lo que dices. Me he mantenido fiel a mi esencia y a mi música. Sigo siendo el mismo Aleks Syntek de los 90. Lo que se ha transformado es la escena alrededor mío, lo cual ha hecho que lo que para muchos al principio eran rolas alternativas, hoy día es pop común porque las épocas han cambiado, la música ha evolucionado y se ha vuelto del gusto popular. Mi forma de escribir, en esencia, sigue siendo la misma; lo que también se ha transformado es obviamente el colmillo con el que logro los sonidos de producción, y poder decir con menos palabras más cosas en las letras; eso es algo que sólo se logra con el kilometraje de un trabajo de años.
¿Por qué no te gusta estar musicalmente de moda?
Si te fijas en todas mis épocas, nunca he ido con la moda, o por lo menos he tratado de no ser evidente y predecible. Me gusta que la gente espere lo inesperado de mí. Yo venía de haber dado un fuerte éxito con “Sexo, pudor y lágrimas”, que era una balada alternativa, y de pronto lo que le siguió fue un disco setentas con “Tú necesitas”, que no tenía nada que ver. “Duele el amor” fue otra cosa. Cuando ese género musical de lo latino estalló, lejos de quererme unir, decidí lanzar un danzón para recordarle al público lo importante que son las raíces de la música latina. Y luego vino “Loca”, que tiene una actitud rockera. Creo que no he dejado de sorprender a las personas, y Trasatlántico hará lo suyo, es algo que no esperaban.
Se dice que Trasatlántico es un álbum de covers, y tú mencionas que se trata de un tributo, ¿cómo separar esa delgada línea entre uno y otro?
La gente piensa y pregunta: “¿Por qué Syntek sacó un disco de covers?”, pero éstos los hacen los grupos de moda, son el refrito de un tema; cuando un artista tiene trayectoria, se le llama tributo. Yo no hago covers, sino un tributo a gente que admiro y respeto. La diferencia entre uno y otro es que en el primero haces el refrito, y en el segundo tú te adueñas de la canción, la haces tuya y le pones tu sello. Es un insulto llamarlo cover; desde mi punto de vista, es un tributo. Yo invito a la gente a que lo escuche y se dé cuenta de que las canciones parecen mías, como si yo las hubiera compuesto, porque los arreglos y ambientación están hechos a mi forma de hacer las cosas.
Cada tema y nuevo álbum son un reto, ¿te atreverías a decir que has llegado a tu punto culminante como artista?
Llegar a una cima sucederá cuando me estén velando en Gayosso. Creo que el día que muera me van a enterrar en una caja de sintetizadores, en un ampli case, en lugar de un féretro. Creo que me voy a morir haciendo música. Estoy convencido de que el rock and roll pesa, y aunque mucha gente se confunde porque hago pop, para mí el rock and roll es una manera de vivir y hacer las cosas. Es siempre morirte en la línea de búsqueda, explorar, no conformarte, salirte de tu zona de confort. Hoy día, por desgracia, la música se presta a que fácilmente uno decida agarrar una fórmula y explotarla para hacer un negocio muy redituable. El rock and roll viene de la calle, y aunque muchos crean que Aleks Syntek es un niño junior, no es así. Yo nací en el barrio, vengo de abajo y me gané poco a poco mi lugar. Empecé a trabajar como asistente, limpiando guitarras, afinando cuerdas, dándole mantenimiento a las consolas de audio. Pasito tras pasito y tras muchos años de carrera, he logrado mi lugar, mi nicho. Y ese hecho es lo que quiero transmitirles a los chavos, a las nuevas generaciones: que no se desesperen, que los buenos guisados se cocinan a fuego lento, que las cosas que valen la pena en esta vida deben costar trabajo y ser difíciles. Lo fácil no prevalece, no trasciende.
¿Cuál es el primer recuerdo que viene a tu mente de tu niñez?
Lo que ha cambiado de cuando era chico a hoy, es que era más rebelde, más antisistema, y no es que no lo sea el día de hoy, pero prefiero dar un mensaje de construcción, no de crítica. Recuerdo que al principio me sentía un tanto incomprendido, creía que lo más maravilloso que podía existir era ser diferente, no parecerte a nadie, y me sentía mal entendido en ese sentido. Hoy ya no me lo cuestiono, ya no me lo pregunto. Hoy simplemente defiendo lo que creo. Siempre estoy atento a lo que viene, a lo que sigo, nunca me detengo. Mi mejor canción siempre es la próxima que voy a componer.
¿A quién admirabas de niño?
Siempre me encantaron los artistas que parecían científicos, exploradores y locos. Mi primer gran ídolo fue el Loco Valdés. Por eso me animé a hacer la gira con Cristian Castro. Para mí, los Valdés fueron un punto y aparte de lo que sucedía en su época. Eran personajes de otro planeta. Más tarde me gustaron y me identificaba con Thomas Dolby, Mecano, Soda Stereo, y aquí en México me llegué a identificar con Ricky Luis o con Ritmo Peligroso. Cuando salieron los Caifanes, me volaron la cabeza porque eran muy atrevidos y diferentes.
Además de ser impredecible, ¿qué más ha logrado Aleks en la música?
He logrado también desafiar muchas etiquetas porque soy de los pocos rockeros que me di el lujo de coquetear con lo pop y cantar con artistas de este género. También lo hago con artistas de cumbia, salsa y otros ritmos. Y eso hace que muchos rockeros se enojen y me descalifiquen; yo lo veo al revés: creo que mi postura es valiente, y siempre soy un tipo desafiante.
Además del rock y el pop, ¿qué otros géneros musicales tienen cabida en tu vida?
Aunque no lo creas, escucho mucha música clásica. Me encantan en especial Giuseppe Torelli y Tomaso Albinoni, que son de la época de Bach. Me gusta el jazz clásico de grandes bandas, escucho mucho a Henry Mancini, Dave Brubeck, a bandas de los años 40 y 50. En mi playlist traigo música alternativa como Arcade Fire, pero también escucho Taylor Swift. No tengo nada en contra del pop, creo que hay muchas buenas canciones hoy en día, y hay que ser muy selectivo porque lo cierto es que hay una sobrepoblación de música; Internet ha democratizado la música y de repente se cuelan proyectos que para mí no son trascendentes y no valen la pena, pero que se hacen famosos por ser pegajosos.
Así como rockeros critican a poperos, muchos de éstos son censurados por pasarse a la música urbana, ¿lo harías tú, has sido rechazado por no sumarte a la música urbana?
Yo no culparía a los artistas que están grabando reguetón a manera de supervivencia, porque de repente las radios y disqueras no les dejan otra alternativa, debes grabar o hacer duetos con reguetoneros para tener éxito. Actualmente en Estados Unidos, si tú no grabas urbano, no te aceptan. De hecho, lo que te voy a decir es muy fuerte: mi disquera en el área latina le dijo no a mi disco Trasatlántico por ser rock pop, ellos sólo promocionan regional o reguetón. Así me lo dijeron, y no tengo miedo decirlo. Ellos me rechazaron por no estar de moda. Soy un afortunado porque no he tenido que hacer algo por la necesidad de sobrevivir musicalmente, he seguido fiel a lo que hago y, por fortuna, mal no ha me ha ido. Sigo teniendo muchos seguidores y gente atenta a mi música. No critico ningún género musical, la gente ha querido poner palabras en mi boca o me han parafraseado para criticar la música urbana. Yo lo único que digo que está mal es la falta de diversidad; algo anda muy mal cuando prendes la radio y canción tras canción es el mismo ritmo, al igual que las letras y las voces. Algo mágico pasaba en los 80 que cuando una banda salía, sus canciones eran muy diferentes una de la otra; es más, peleaban por autenticidad, cada quien tenía su propia propuesta y filosofía. Hoy pareciera una clonación de artistas, y eso es lo dramático. Me parece muy triste que 90% de la música que se escucha es extranjera, viene de Puerto Rico, Panamá, Europa o Estados Unidos.
¿Qué otras acciones, además de rendir tributo a los 80, estás haciendo para que la gente voltee a ver lo hecho en México?
El mexicano no está consumiendo lo nacional, y eso te lo digo porque soy parte de la Sociedad de Autores y Compositores de México al lado del maestro Manzanero, y tratamos de idear estrategias, incluso tenemos una estación de radio donde sólo se ponen temas de compositores mexicanos. Seguiré luchando por que no se pierdan nuestras raíces culturales y lo grande que es México a nivel artístico.
Nuevamente te veremos explorar las maravillas del cerebro humano en AsombrosaMente, de Nat Geo, ¿qué disfrutas de esta faceta como conductor?
Soy un tipo con mucha suerte porque me he podido abrir puertas de foros con mucha credibilidad. Hoy día la televisión la ha perdido por su contenido, porque abusa de lo vulgar y pornográfico para llamar la atención del público, y quedan pocos canales como National Geographic. El programa AsombrosaMente es divertido y cultural, me siento muy orgulloso. Es curioso, lo mío no es ser conductor de televisión, sin embargo, lo hice con mucho éxito y por eso estoy repitiendo con segunda temporada. Me hace feliz estar ahí porque soy papá de niños pequeños y el ejemplo que les pongo a ellos es importante; si ven a su papá que hace payasadas o tonterías, es lo que les transmito, pero si ven a su papá que comparte datos científicos, me siento más orgulloso. El hecho de que se haya acercado UNICEF y me haya nombrado embajador, es otra parte importante; ellos eligen a figuras que no estén en chismes, en dimes y diretes, y que sean funcionales. Espero continuar atrayendo la atención de proyectos sensatos.
¿Qué más sigue para ti en esta segunda parte del año?
Estoy un poco loco porque me monté en tres giras: sigo dando conciertos con 90’s Pop Tour, otra con Cristian Castro y arranco con Trasatlántico, no voy a aparar, espero cerrar el año dando muchos conciertos. Mi gran meta sería lograr un concierto en un grand venue como el Auditorio Nacional, con cinco o seis invitados de mi nuevo álbum; espero suceda en febrero, y quizá también en España.