En Coyoacán, donde las calles empedradas y las casas coloridas te invitan a perderte en un ambiente bohemio, se encuentra un espacio que te transportará a otra época y lugar: El Olvidado.
Es una cafetería que combina la nostalgia de una panadería de antaño con la elegancia de la repostería tradicional inglesa, lo que lo convierte en una parada imperdible para los amantes del té, el café y los postres hechos con dedicación.
Inspirado en un antiguo recetario familiar, este rincón permite dar un “salto dimensional” hacia el campo inglés, con cada sorbo y bocado.
Ubicado sobre Presidente Carranza, la cafetería ha ganado popularidad por su atmósfera acogedora y el encanto nostálgico que evoca, convirtiéndose en una especie de institución entre los cafeteros de la zona.
Disfruta de la toda la experiencia inglesa
Con mesas de madera, sillas multicolores y un servicio cálido y sin prisas, los visitantes pueden disfrutar de una experiencia pausada que contrasta con el ritmo de la ciudad. El lugar también ofrece una panadería en miniatura que celebra la tradición y, al mismo tiempo, experimenta con ingredientes únicos y diseños modernos.
Además, la decoración es un tributo a las panaderías clásicas de Inglaterra: mosaicos antiguos, tonos verdes y rosas en las paredes, y un mostrador lleno de panes y postres que parecieran sacados de un libro de cuentos.
Entre los favoritos están los cubos rellenos de maracuyá y toffee, delicias tan fotogénicas como deliciosas, además del Monociclo, un rollo de croissant relleno de crema de maní y fresa, que ya se perfila como el “nuevo clásico” de esta panadería.
La carta de El Olvidado honra la repostería británica. Los scones, ligeros y esponjosos, vienen acompañados de mermeladas caseras, y son el acompañamiento ideal para la selección de tés que el local ofrece: desde tisanas cítricas y florales, hasta el tradicional té negro, cada mezcla fue creada especialmente para este lugar.
Para quienes prefieren el café, la opción de orgánico chiapaneco no decepciona. En el lado salado del menú, el roast beef con gouda y cebolla caramelizada es una opción sólida, aunque el Welsh rarebit, una tostada con una mezcla de quesos, es la verdadera joya del menú.