¿Hay algo importante que tengan en su agenda del 26 de julio al 3 de agosto? Les sugerimos revisar dos veces porque en esas fechas serán las finales de gimnasia de los Juegos Olímpicos en Tokyo 2020, y el espectáculo no sólo estará en las rutinas de los deportistas, sino en sus cuerpos. Para muestra, aquí les presentamos al brasileño Arthur Nory.
Nacido en Campinas, Brasil, el 18 de septiembre de 1993, este joven es una de las promesas de medalla para Sudamérica en la categoría de gimnasia artística. Su gran repunte fue en los Juegos Olímpicos realizados en su país en 2016, donde obtuvo medalla de bronce en suelo.
Éste es también uno de los momentos de doble alegría para el joven, ya que sus raíces son japonesas, así que se siente literalmente como en su casa y lo contagia en sus redes sociales, donde incluso ya se atrevió a hacer la prueba de resistencia de su cama, que como la del resto de la Villa Olímpica está hecha de cartón y es la llamada “antisexo”.
Arthur tiene un gran desempeño en su récord deportivo. En el Mundial de Gimnasia Artística de 2015 fue cuarto lugar en barra fija, mientras que en los Panamericanos de 2015 obtuvo varias medallas.
Como dato curioso, a inicios de este año le fueron robadas sus 33 preseas que representan su vida deportiva, esto durante un asalto a su hogar de Sao Paulo. Lo curioso es que las recuperó y más limpias de lo que se las llevaron, ya que los ladrones se arrepintieron y se las devolvieron con una carta en la que se dijeron “arrepentidos”.
El tesoro que había logrado con su esfuerzo fue encontrado en un basurero de Osasco, ciudad cercana a Sao Paulo, luego de que él denunciara que dos hombres armados entraron a su hogar, sometieron a la encargada de sus servicios, una mujer de 64 años, y se llevaron todas sus medallas, incluidas las ganadas en Mundiales de Gimnasia, Copas del Mundo y Juegos Panamericanos.
Este chico, con un cuerpo que revela sus horas de entrenamiento, tampoco ha estado fuera de las controversias, la que más se le recuerda es de hace seis años cuando uno de sus compañeros lo denunció por racismo. Arthur se disculpó y como sanción lo suspendieron durante un mes de sus actividades.
Tal parece que la lección sí quedó aprendida, ya que ahora lo vemos feliz en su preparación rumbo a la justa olímpica, donde cada vez que encuentra a un compañero recrea las selfies que se hizo en 2016.
¿A poco se perderían verlo en acción?