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Cuando vivió en Los Ángeles, Diego Luna se percató de la omnipresencia de César Chávez. Calles, escuelas, murales, parques, llevan ese nombre.
El actor y director no sabía a ciencia cierta de quién se trataba, de manera que investigó y entendió la trascendencia de este personaje para la comunidad latina.
César Chávez fue un líder campesino que en la década de los 60 emprendió un movimiento de lucha por los derechos laborales de los jornaleros agrícolas en Estados Unidos.
Cuando murió, en 1993, se convirtió en el símbolo de lucha de la comunidad migratoria. Este tema sigue vigente y afecta a millones de trabajadores mexicanos (y latinos en general) que laboran en aquel país.
Por ello Diego decidió filmar César Chávez, una película que narra la historia del famoso activista de derechos civiles y sindicalista en Estados Unidos. Se trata de un tópico controversial, pero el actor y director confiesa, en entrevista con EstiloDF, que su intención fue más bien contar el lado humano del personaje.
¿Por qué era tan urgente abordar un tema latino que se da en Estados Unidos?
Digamos que me gustaron la historia y el mensaje que hay detrás de este movimiento por el gran logro que tiene. Me encanta ese mensaje de dignidad y de cambio, me parece pertinente hoy. No podemos olvidar que esto sucedió y es parte de la historia.
¿Cómo llega la historia a ti?
De la curiosidad de encontrarme con el nombre de César Chávez por todos lados estos últimos 10 años que he vivido en Estados Unidos. Es importante hablar de los héroes que esta comunidad tiene; muchas veces se nos olvida que son parte de nuestra historia; cruzan la frontera y pareciera que por eso dejan de ser mexicanos, y no es así. Es un interés por acercar a dos entidades que, pienso, seríamos más fuertes y solidarias si nos entendiéramos como parte de lo mismo.
Eres padre al igual que César en la película, ¿eso te motivó para contar la historia?
Para mí contar la historia del padre y sus hijos era muy importante. Mostrar ese lado humano que normalmente en los libros de texto o de educación no se toca, es muy interesante. Exhibir la parte humana, según yo, es de lo que trata el cine, es lo que hace a César parecerse tanto a nosotros, pues es un padre que todo el tiempo vive en el sacrificio para sacar adelante a la familia, porque si bien hizo un cambio masivo, lo hizo principalmente por los suyos.
Contar la historia de otra persona es una gran responsabilidad, y más cuando sigue viva, como es el caso de la viuda de Chávez…
Es un peso, una responsabilidad profunda y difícil, pero también es un gran regalo, nada mejor que te reconozcan en vida. César no pudo ver la película, pero sí Dolores Huerta, su compañera de lucha, sus hijos y la gente que sigue trabajando en el movimiento. Se deben sentir reconocidos y celebrados.
¿Se vio afectada tu creatividad como director por estos personajes que aún tienen vida?
Hay días negros y momentos que son complicados. No tuve tantas trabas creativas, más bien era que se acababa el día y daban ganas de seguir. Estamos contando la historia de gente que vive y dedicó su vida a una causa. La cantidad de anécdotas y experiencias son muchas; hubo cosas que quería retratar y se tuvieron que quedar fuera. Más bien fue al revés, no nos dio tiempo de todo, pero siempre cuidé cada detalle, pues no es fácil retratar la vida de personas que aún siguen con nosotros.
¿Temes ataques hacia tu película por ese contenido social y progresista que se muestra al mostrar a Michael Peña con el puño en alto en el cartel de César Chávez?
No, miedo no, no tendría por qué temer. El cine por suerte es una cuestión de elección: tú lo ves si te interesa, y si no, no pasa nada, no estás obligado a nada. Para mí es importante compartir esas historias que me preocupan; ya si alguien está a favor o en contra es una cuestión natural que debe pasar. Yo trato de no pensar en eso; cuando me involucro en un proyecto lo hago por una convicción que me pertenece a mí nada más. Yo debo entender mi conexión con la historia; para mí César fue otro Martin Luther King, un personaje que fue capaz de cambiar la historia.
¿Entonces te gusta más ser un contador de historias que ser actor?
No sé qué me gusta más, pero creo que sí gana la parte como director, es lo que más disfruto. Puedo contar mis propias historias y profundizar, es un viaje más intenso y personal. Cuando actúas eres la herramienta de alguien más; cuando diriges es tu punto de vista. No hay nada más demandante, pero a la vez gratificante, que dirigir, por lo menos en mi profesión.
¿Impone dirigir a Malkovich?
La verdad no. Debo confesar que la primera vez que llegó al set, yo estaba nervioso, y creo que él también, pero no lo demostraba. En el fondo antes que nada somos amigos, y pues cuando llega un actor no quieres que te defraude, y viceversa; seguramente los dos estábamos cautelosos. Cada uno de los que participaron fueron actores entregados que llegaban a hacer lo suyo.
Cuestión de estilo
Nombre: Diego Dionisio Luna Alexander.
Fecha de nacimiento: 29 de diciembre de 1979.
Lugar de nacimiento: Ciudad de México.
Carrera: Actor de televisión, teatro y cine, y director.
Cine: César Chávez, Elysium, Contraband, Casa de mi padre, In the Playground, Sólo quiero caminar, Milk, Rudo y cursi, Mister Lonely, El búfalo de la noche, TotoToto, Amapola, Tu vida en 65 minutos, Sólo Dios sabe, Criminal, Dirty Dancing: Havana Nights, The Terminal, Nicotina, Soldados de Salamina, Open Range, Carambola, Vampires: Los Muertos, Ciudades oscuras, Frida, Y tu mamá también, Atlético San Pancho, Todos los aviones del mundo, El cometa, Un dulce olor a muerte, Todo el poder, Un hilito de sangre, Morena, Ámbar, El último fin de año.
Dato curioso: En 2003 Diego produjo su primera película, titulada Tiro de gracia.