El histrión detalla su participación en el filme 7:19 y comparte sus intereses políticos
Demián Bichir está sentado con la pierna cruzada, y con garbo se recuesta sobre el respaldo de su silla. Estamos en una sala de las oficinas de su publicista, ubicadas en la Condesa, para hablar de la película 7:19, titulada así por la hora en que ocurrió el fatídico terremoto que azotó a la Ciudad de México el 19 de septiembre de 1985.
Esta cinta, que se estrena este fin de semana en el país, tiene muy satisfecho al actor nominado al Oscar por su actuación en A better life, pues no fue un proyecto fácil de realizar.
El integrante de la dinastía Bichir charla pausado y comedido, aunque su expresión seria y formal se pierde en momentos como cuando responde si le interesaría incursionar en la política, lo que le significó volver a trabajar al lado del actor Héctor Bonilla, lo que piensa ahora de películas como Sexo, pudor y lágrimas o la vez que perdió su nominación al premio TVyNovelas en 1989.
¿Por qué llevar ahora a la gran pantalla un hito histórico como fue el terremoto del 85?
Es importante no sólo por el documento que significa como una especie de conmemoración a toda la gente que murió en este terremoto, sino también porque pone el dedo en la llaga sobre este cáncer que nos ha acompañado toda la vida: la corrupción, tema central de esta película. Los corruptos suelen creer que con sus cosas sólo afectan el bolsillo del pueblo, pero en esta cinta se ve que sí hay víctimas mortales con sus acciones. Desafortunadamente la corrupción persiste y está identificada en nuestro ADN, acompañada de la mano de la impunidad, porque la gente comete fechorías y siempre tendrá formas de salir bien librada. Esa es la peor señal que puedes darle a un pueblo porque pierde toda esperanza en el sistema y sus gobernantes. Esta película en ese sentido es muy puntual.
¿Qué te exigió la película a nivel actoral, más allá del gran esfuerzo físico que es evidente desde las primeras tomas?
Ésta fue una película emocional y físicamente muy demandante por estar todo el tiempo bajo los escombros de un edificio, por eso sabíamos que era todo un reto. Un proyecto así sólo puede llevarse a cabo si la producción está perfectamente ordenada y el plan de trabajo es exacto y preciso, porque no quieres perder tiempo o hacer las cosas a la carrera. La incomodidad física de estar atrapados todo el tiempo te limita la expresión corporal, y a veces no tenías más herramientas que los ojos. Eso fue parte del atractivo que nos sedujo a Héctor (Bonilla) y a mí. Además tuvimos a un grupo maravilloso de jóvenes actores con nosotros que no se ven, pero se escuchan, y creo que ellos fueron los que llevaron la parte más difícil porque aunque no se ven, al escucharlos puedes imaginar incluso sus rostros o en dónde están. Jorge (Michel Grau, el director) pudo haber colocado sus voces en posproducción, pero decidió ponerlos ahí todas las mañanas a nuestro lado y situarlos en pequeñas habitaciones en completa oscuridad y en posiciones incómodas, esto hizo que Héctor y yo pudiéramos lograr una interpretación más fiel de lo que estábamos viviendo.
¿Cuántos días duró el rodaje?
No me acuerdo exactamente el dato porque yo estaba rodando otras cosas, pero no debieron ser más de 30 días, que es un tiempo de rodaje corto, pero muy ad hoc para una película independiente.
El hecho de que prácticamente fuera en una sola locación, me imagino que influyó en ello…
Sí, aunque el hecho de que todo suceda en un mismo sitio no la hace más simple, sino todo lo contrario, ya que la narrativa que Jorge quiso implementar la tenía muy clara desde el principio, como en cuanto a ir abriendo los espacios poco a poco, además de que significaba el reto de cómo hacer para que un entorno tan cerrado fuera atractivo al ojo del espectador.
El guión presenta un interesante recorrido por una amalgama de sentimientos del ser humano en una situación límite, algo que se refleja muy bien en pantalla…
¿Sabes?, no importa lo que nosotros hayamos hecho durante el rodaje a nivel de trabajo o sacrificio, si al final de cuentas el resultado no es el que nosotros queríamos lograr en el espectador. Yo aún no he visto la película y apenas estoy recibiendo las primeras impresiones de personas que ya la vieron, como tú, entonces tomo todo con mucha cautela porque la quiero ver y también espero ver cómo reacciona el público. Pero qué bueno que se haya logrado esto que me dices porque uno de nuestros retos principales era llevar al espectador de la mano por toda esa gama de emociones.
¿Qué te conquistó de este proyecto para que decidieras ser parte de él?
Me pareció que estaba frente a un experimento arriesgado y muy bien diseñado. Es difícil tomar una decisión de esta naturaleza si no tienes admiración y confianza en el director, y al mismo tiempo en el elenco y el equipo completo. Tú apuestas a que el capitán del barco va a tener la claridad para poder convocar a los mejores elementos en cada departamento, algo que un buen director y productor pueden lograr, y eso sucedió en este proyecto.
Hace 26 años rodaste con Héctor Bonilla Rojo amanecer, tu primera película, y ahora vuelves a compartir protagónico con él, ¿cómo fue ese reencuentro?
He tenido la fortuna de que Héctor sea uno de mis grandes amigos en esta carrera, y con él he tenido la oportunidad de trabajar en cine, teatro y televisión. Desde muy chavo he sentido una gran admiración por él y mucha inspiración por sus grandes logros, pues su generación hizo mucho del mejor cine que se ha hecho en México, además de haber participado en trabajos de teatro brillantes y proyectos icónicos en televisión. Ha sido un verdadero placer encontrarme con él otra vez, fue muy emocionante volver a trabajar juntos; esta vez pasábamos un par de horas todas las mañanas los dos en la sala de caracterización, y ese era de mis momentos favoritos de todo el rodaje, porque pudimos recordar muchas anécdotas y charlar sobre muchos temas.
Por otro lado, A better life aborda de una forma muy emotiva el tema de la migración, y aunque es de 2011, sigue más vigente que nunca…
Muchos amigos anglos se me acercaron y me dijeron que antes de verla nunca se habían puesto a pensar en el problema migratorio como un problema humano, sino que lo veían como algo político, que sí lo es porque han utilizado este segmento de seres humanos como carne de cañón política para los propios intereses de los dos partidos estadounidenses y de los dos países, porque México también se beneficia de estos millones de personas que les conviene no tengan garantías ni voz. Aunque la llevamos a la Casa Blanca y al Capitolio, dudo que Obama la haya visto, pero lo seguiremos intentando. Yo soy embajador de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés); se me acercaron a mí porque saben cómo pienso y lo que he expresado del tema públicamente. Nosotros seguimos luchando para que se logre una reforma migratoria integral, con mayor razón en estos últimos meses, para así dejar claro quiénes somos y lo que servimos en Estados Unidos. No sé cuánto vaya a tardar esta batalla, pero la vamos a ganar.
¿Sería bueno que Donald Trump la viera también?
Sería bueno, pero inútil, porque no creo que a él le convenga o tenga interés de invertir tiempo en ver algo así, aunque él ya sabe de qué se trata este punto de vista de nosotros con respecto a la fuerza laboral que representan estos millones de trabajadores indocumentados que han hecho más poderosa la economía de Estados Unidos, concretamente la de California, que es de las más poderosas del mundo. Y no sólo gracias al aporte laboral de estos trabajadores, sino también por su capacidad de consumo o el tema de las remesas, que sigue siendo el segundo rubro de ingresos de México, sólo superado por el petróleo, por eso a los gobernantes les interesa seguir con su política de no brindar educación al pueblo.
¿Te interesa incursionar en la política?
No, porque yo soy gente decente, jajaja, y no me gustaría que me identificaran con ese tipo de gente, a pesar de que hay excepciones muy honrosas, y gracias a esos pocos buenos políticos es que permanece la esperanza viva. Mi lucha está desde otro lado, creo en una revolución cultural y en la posibilidad de que una película puede transformar las ideas de la gente en un par de horas. Para mí, la ciencia y el arte son de los mejores valores de la humanidad.
Con una carrera exitosa y vasta, ¿qué piensas ahora de ver películas como Sexo, pudor y lágrimas?
No veo las cosas que hago, las veo sólo cuando se estrenan para hacer una autoevaluación, pero luego cuando me las topo en la TV no las veo. A veces cuando me he quedado a ver fragmentos, me doy cuenta que fui muy duro conmigo mismo en aquellos tiempos y que el resultado no era tan malo. Suelo ser el crítico más severo con mi trabajo.
Guardando las distancias del caso, en 1989 te nominaron como Mejor Actor Joven en los premios TVyNovelas y perdiste, pero luego te nominan a un Oscar con los grandes de Hollywood, ¿qué opinas de los premios?
No creo que la gente trabaje para conseguir un premio, o por lo menos ese no es mi objetivo. Trato de hacer la mejor obra de teatro posible, la mejor serie o la mejor película porque eso es lo que está en mis manos, y ni siquiera puedo cubrir todos los elementos, de manera que en ese pequeño acto de acción concentro mi atención. Las nominaciones y premios que he recibido creo que son más un apapacho para mis padres.
¿Sientes que Hollywood sigue encasillando a los actores latinos?
A la gente se le olvida que Hollywood es una industria y un negocio como tal. No es Francia, donde el cine es una forma de expresión muy artística y la taquilla es irrelevante, pues impera el contenido. Hollywood se rige por números y gasta mucho dinero en sus producciones, por eso busca nombres que le metan taquilla. En el caso de los personajes distintos, siento que hay que escribirlos y generarlos, porque los estereotipos van a existir toda la vida. Incluso en el cine mexicano se ve, porque hay actores a los que siempre les ofrecen los mismos papeles. Mi carrera la he definido no sólo por los papeles que he aceptado, sino también por las muchas veces en que he dicho no. El tema es analizar bien las ofertas y saber cómo éstas pueden ayudar o, por el contrario, afectar tu carrera.
CUESTIÓN DE ESTILO
Título de la película: 7:19
Director: Jorge Michel Grau
Reparto: Demian Bichir, Héctor Bonilla, Octavio Michel Grau y Azalia Ortiz
Género: Drama
Próximas apariciones de Bichir en la gran pantalla: Un cuento de circo & a love song, que además escribe y dirige (se estrenará en el Festival Internacional de Cine de Morelia el próximo mes), Alien: Covenant (2017), Lowriders (2017) y Bel Canto (en rodaje)
FRASES
“(Esta película)… pone el dedo en la llaga sobre este cáncer que nos ha acompañado toda la vida: la corrupción”
“He tenido la fortuna de que Héctor (Bonilla) sea uno de mis grandes amigos en esta carrera… Ha sido un verdadero placer encontrarme con él otra vez, fue muy emocionante volver a trabajar juntos”
“Creo en una revolución cultural y en la posibilidad de que una película puede transformar las ideas de la gente en un par de horas. Para mí, la ciencia y el arte son de los mejores valores de la humanidad”