Nicole Kidman hizo gala del glamour y la sofisticación que siempre están presentes en el Festival de Cannes, el cuál fue inaugurado por la polémica cinta ‘Grace de Monaco’.
Kidman acudió vestida de blanco, con su larga melena, tez pálida y labios rojos. Desde su ajustado vestido cruzado y con altas sandalias de tacón también blancas, Kidman le puso el glamour a la primera jornada del Festival, que abre, fuera de competición, con la película que ella protagoniza y que dirige el francés Olivier Dahan.
El cuento de hadas del director Olivier Dahan, Grace de Mónaco, en el que Nicole Kidman encarna a Grace Kelly, la musa que cambió Hollywood por el amor de un príncipe, ensombreció la apertura de la 67 edición del Festival de Cannes con un relato edulcorado que salva la interpretación de la australiana.
«Hay muchas capas cuando una actriz interpreta a una actriz. Hay muchas similitudes en mi vida y la suya, aunque yo no me casé con un príncipe», resumió Kidman en una rueda de prensa en la que explicó que no intentó igualar a la princesa, sino «buscar su esencia».
La australiana, nacida en Honolulú hace 46 años, habitual del paseo marítimo de Cannes por estas fechas, se presentó ante los medios de comunicación resplandeciente, con vestido blanco de raso, cabello peinado hacia atrás y frente despejada, para pronunciarse sin rodeos sobre las críticas palaciegas.