“No hay palabras para explicar la bendición de encontrar a tu alma gemela. Para todos los que lo encontraron, nunca lo tomen por sentado. Para todos los que no lo han hecho, nunca se rindan #tbt a uno de los mejores días de mi vida”, fue el mensaje que Salma Hayek compartió a través de su cuneta de Instagram para celebrar su amor por su esposo, el empresario François-Henri Pinault.
La mexicana y el francés de casaron el 14 de febrero de 2009, tres años después de haberse conocido en la inauguración del Palacio Grassi, en Venecia. “Fue amor a primera vista”, afirman muchos, aunque la pareja prefiere guardar silencio.
“No voy a decir cómo nos conocimos. Es una historia de amor sumamente romántica, increíble, pero es mía. No quiero vulgarizarla convirtiéndola en una historia para hacerme la interesante”, ha expresado la actriz en diversas entrevistas.
Las diferencias entre ambos los hicieron la pareja perfecta. Él, dueño de uno de los conglomerados de marcas de lujo más importantes del mundo; ella, una actriz soñadora que no estaba interesada en la moda; el común denominador: su amor.
La pareja tiene una hija, Valentina Paloma, ahora de 16 años. La joven quiere seguir los pasos de su madre y convertirse en un afamaba actriz y directora.
El camino no ha sido fácil, nunca lo fue. Desde el comienzo de esta relación las críticas estuvieron presentes. Salma fue acusada de oportunista, de no amarlo o solo salir con el empresario por su dinero, como si se tratara de una historia de novela mexicana, y parece que sí lo fue.
No porque ella lo buscara por su dinero, sino porque a pesar de los obstáculos, incluso de su resistencia al matrimonio, la feliz pareja acaba de celebrar su aniversario número 15.
Toda una princesa
El mensaje de amor de la actriz estuvo acompañado de algunas fotos inéditas del día de su boda, evento del que se sabe poco porque se realizó con mucho hermetismo.
Salma ese día lució como princesa en un vestido diseñado por el francés Nicolas Ghesquière, quien en ese entonces era el director creativo de la firma española Balenciaga.
El vestido fue hecho a su medida, con un corte clásico y con escote en ‘V’, con bordados y finas aplicaciones de pedrería a lo largo del diseño. La parte de abajo es una falda de corte princesa sin tanto volumen.
Para ese día tan especial, a la actriz la peinaron con un chongo del cual descendía su velo nupcial. Todo lo demás fue muy sencillo y elegante, joyas y maquillaje discretos.