La creatividad es un don que no conoce límites ni fronteras, se mete hasta en los rincones más inesperados de lo que hacemos en el día a día, siempre está presente, y a veces tiene la suerte de crear algo inesperado que rompe con todos los esquemas conocidos. Este es el caso de la creatividad en Alaia, el restaurante del chef Israel Aretxiga, en donde cada platillo es capaz de despertar todos tus sentidos.
Ubicado en Canoa 80 en la Colonia Tizapán, Alaia ofrece cenas maridaje incomparables. Nosotros tuvimos la oportunidad de asistir a una de ellas, en donde el ambiente se inundó de notas de jazz en vivo que ofrecieron una experiencia inversiva que acentuó la experiencia de cada una de las creaciones del chef Israel.
El menú
Para cada uno de los platillos se pensó en dos canciones específicas que reflejaran la esencia de los ingredientes. Empezamos con un mil hojas de foie y sus carmines acompañado de una copa de cava CVM LAVDE mientras de fondo sonaba What’s up y Isn’t she lovely.
Un equilibrio perfecto entre lo dulce y lo salado, ideal para abrir el apetito.
Continuamos con un platillo casi tan esplendido a la vista como su propio sabor. Vieiras en salsa blanca de cebolla y gnocchi de ricota servidas en en una elegante concnha de mar postrada en sal de grano. Un emplatado original y que despierta en el comensal el sentido del tacto con su mezcla de texturas.
Al lado una copa de Albariño Veiga Naúm y de fondo sonaba Crazy y Careless Whisper.
Para probar un vino Monte Real Crianza, los ravioles de rabo de toro y hongos en salsa jerezana, fueron el platillo indicado. Pues aunque su emplatado fue sencillo en comparación al platillo anterior, el sabor no decepcionó en lo más mínimo. Al ritmo de I put a spell on you y Rehab, cada bocado valió la pena.
Postre divino
La entrada dulce llegó con Just you n me y Stand by me un Solomillo Wellington con salsa de ciruela y compota de higos decorado con florecitas comestibles. Para acompañarlo un maridaje con Monte real reserva. Si no eres fan de la comida dulce, con este postre lo vas a reconsiderar, pues tiene la cantidad exacta de dulce para disfrutarlo.
Y, para cerrar con broche de oro, Sweet Rhapsody, un postre que se prepara en la mesa de una manera muy peculiar al ritmo de Bohemian Rhapsody. Es aquí en donde el sentido más artístico del chef Israel Aretxiaga sorprende a los comensales, quienes pueden empezar a comer su creación sin límites ni reglas con Valerie de Amy Winehouse de fondo. Para acompañar una copa de Monte real gran rva.
Sin duda es una experiencia con mucho estilo que no te puedes perder. Ideal para celebrar una ocasión especial con tu pareja, amigos o familia.
