Como ya es costumbre, hoy se celebra la gala que da pie al inicio de la exhibición anual de moda del Metropolitan Museum of Art’s Costume Institute. Este año, se rinde homenaje a Charles James, distinguido por su impecable estética estructurada.
Charles James, mejor conocido como el primer diseñador de moda de América, nació el 18 de julio de 1906 en Reino Unido. A la corta edad de 19 años, Charles, de padre británico y madre estadounidense, abrió su primera tienda de sombreros en Chicago. Su peculiar personalidad y su proceso creativo poco ortodoxo, lo convirtieron en un maestro del empleo del color, del corte y la creación de pliegues excepcionales. Debido a que nunca estudió formalmente diseño de moda, él creó una formula de diseño basada en matemáticas, arquitectura y conceptos básicos de escultura, cautivando a sus contemporáneos y generaciones posteriores.
En 1945, después de haber trabajado para Elizabeth Arden (emperatriz del negocio de cosméticos Elizabeth Arden, Inc.) y con la suficiente experiencia, abrió su primer taller en Nueva York. Creando diseños exclusivos para las mujeres con más estilo y poder de Estados Unidos. Enfocándose en la tradición haute couture y de diseño a la medida, para principios de los años 50, el reconocido y aclamado diseñador americano, decide expandir su pequeño estudio ubicado en la Avenida Madison. Su popularidad y demanda de diseños, habían alcanzado niveles superiores a los que podía soportar su workroom. A los 46 años Charles James había alcanzado el clímax de su fama y fortuna.
Las obras maestras de James, se caracterizaron por llevar al límite el diseño, es por esto, que el trabajo de este magnífico artista, es difícil de definir y clasificar. Puede decirse, que a través del tiempo, los diseños de Charles fueron volubles. Creó vestidos elegantes y atemporales, modernos, victorianos y algunos, un tanto extravagantes.
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Para entender un poco mejor a Charles James, me gustaría compararlo con Alexander McQueen. De cierto modo y aunque vivieron en periodos diferentes, estos dos genios impulsaron el diseño hasta su máxima expresión y consiguieron reinterpretar un diseño clásico inventando formas, jugando con los colores y con los materiales; olvidando y dejando atrás los límites y estándares impuestos por la propia época. En pocas palabras, son artistas que salen y experimentan.
