Carolina Tangassi descubrió su pasión por el arte desde niña. Tanta fue su atracción que al terminar el bachillerato decidió inscribirse en la licenciatura en Historia del Arte en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Sin embargo, reconoce, “no me gustó, no me sentía satisfecha porque tenía la necesidad de pintar”.
Por Pepe Real
Así que Carolina abandonó la institución, quería algo más libre y encausado hacia la práctica, aunque admite que ese periodo le dio una buena base de conocimientos en técnicas y teoría.
Poco tiempo después se incorporó al taller del maestro Gilberto Aceves Navarro, en la colonia Roma, en donde estuvo por más de cinco años. “Aprendí sobre todo al verlo dibujar y pintar. Dibujábamos mucho con la modelo; el maestro tenía mucha energía y no podía seguirle el ritmo; también estudiábamos a otros pintores y nos cuestionábamos muchas cosas de la cultura y la sociedad”, relata Tangassi, quien complementaba estos cursos con clases de teoría del arte en la Universidad Iberoamericana.
La originaria de la Ciudad de México prefiere no encasillar el estilo o concepto de su obra. “Pinto lo que siento, lo que está en mi propio mundo; es una pintura gestual, mi obra es versátil y vigorosa; me interesa capturar el movimiento, no concibo un arte estático porque la vida no es así”, explica la artista. “El estilo no es algo que me preocupe, tengo influencias del expresionismo, pero de igual manera del arte abstracto y primitivo, no quiero encasillar mi trabajo en una corriente”.
Con una trayectoria profesional de 20 años, la también escultora ha participado en 45 exposiciones colectivas y en siete individuales en el Museo de la Ciudad de México, Museo del Palacio de Bellas Artes y el Polyforum Siqueiros, además de otros espacios y galerías del país y del extranjero como Italia, Alemania y Cuba.
¿Qué busca evocar a través de tus creaciones?
Quiero que los espectadores se sientan vivos, que vean algo distinto y puedan imaginar lo que deseen; es un arte que sale de las emociones, de las entrañas y del corazón, no sólo de la mente; me gusta transmitir el movimiento que hace referencia a la vida, a todo lo que está en movimiento constante en el universo; quiero evocar también los ritmos de la naturaleza, la espontaneidad, la libertad, la fuerza, la versatilidad y el humor.
¿Cuál es tu inspiración?
Me inspiro en diferentes cosas: en la naturaleza, en algo que vi o que leí, en un color, en la obra de otro artista o en mis dibujos. Hay ideas que simplemente llegan, a veces las sueño y las apunto en un cuaderno.
¿Qué artistas influyeron en ti?
Muchos: Wassily Kandinsky y los expresionistas alemanes; los artistas de la escuela de Nueva York, en especial Willem de Kooning, y varios de los pintores mexicanos como Juan Soriano, Rodolfo Nieto, Aceves Navarro y Chucho Reyes, entre otros.
¿Cuáles son las técnicas que manejas?
Óleo, temple, acrílico; distintos materiales de dibujo como pasteles, carbón, grafito y tintas; también grabado, serigrafía y escultura en bronce.
¿Cuál es el momento más amargo en tu carrera como pintora?
Fue en 2008, estuve muy enferma, tuve que cancelar varias exposiciones y dejar de pintar por varios años para recuperarme; esta enfermedad desafortunadamente dejó algunas secuelas y mis pupilas quedaron medio dilatadas, lo que ha afectado mi producción.
¿Qué significado tiene el arte en tu vida?
Es el alimento para el alma, me ha hecho una persona más sensible, consciente y flexible; me ayuda a sentirme mejor y a ver la vida de otra manera, a entender a la humanidad a través de la historia.
¿Qué opinas del momento que está atravesando el arte en México en general?
Falta apoyo para los artistas que tienen una buena obra y trayectoria; es lamentable cuando sumado a esto hay una reducción del presupuesto hacia la cultura.
¿De qué manera te ha afectado la emergencia sanitaria por el Covid-19?
Son muy lamentables las pérdidas humanas y que mucha gente se está quedando sin empleo. Como artista me ha afectado en proyectos y exposiciones que no se han podido inaugurar, así como en la falta de difusión y ventas por parte de las galerías que estuvieron cerradas. Como persona me ha servido para cuestionarme sobre el tipo de vida que tengo. Es una pausa también de esta sociedad que va muy rápido, donde todo es instantáneo, desechable. Fue un respiro de igual manera para el planeta.
Platícanos una anécdota que recuerdes con gran cariño acerca de tu trabajo…
Recuerdo cuando me contactaron por internet para invitarme a exponer en Volterra, Italia, en un homenaje a mis ancestros, que fueron escultores italianos que vinieron a México en el siglo XIX.
¿Cuál es el mejor halago que te han hecho sobre tus creaciones?
Hace poco me dio mucho gusto escuchar que alguien tiene un cuadro mío colgado en su habitación porque es lo primero que quiere ver al despertar.