Tanto Ricardo Julián como yo estamos totalmente de acuerdo en que el Q5 o un Q5 Sportback es uno de los mejores SUV premium que se pueden comprar, punto. Así que aprovechamos mi última visita a México para escribir esta prueba en conjunto y destacar, desde dos perspectivas distintas, las bondades que ofrece este Audi.
Primero hay que resaltar que el Q5 es producido en San José Chiapa, Puebla, para todo el mundo (incluido Alemania). Esto es algo que nos llena de orgullo y nos saca una sonrisa de un modo similar a cuando México gana un partido de futbol en el Mundial u obtiene una medalla olímpica.
Más allá del motor turbo y su entrega de fuerza (potencia y torque), la marcha sorprende. Al acelerar, el Q5 puede ser tan agresivo o sedoso como nuestro pie derecho lo pida. Ya en marcha, la suspensión ofrece un tacto confortable, pero a pesar de ello el manejo es preciso. Esto es resultado de la combinación entre neumáticos, rines, resortes y amortiguadores que, además de la dirección electrónica y el esquema de suspensión, Audi ha seleccionado especialmente para este SUV.
Se dice fácil, pero aunque todas las marcas hacen lo posible por conseguir los mejores componentes para cada uno de sus modelos, el resultado final es algo que pocas veces llega a este grado de refinamiento. No es suerte, es la gran experiencia que los alemanes han acumulado a lo largo de los años.
Lo anterior, sumado a la insonorización y a los ensambles y materiales usados en la planta mexicana de Audi, hace que conducir un Q5 o un Q5 Sportback sea una de las mejores experiencias de manejo en su tipo, especialmente en México, donde el asfalto no es el mejor.
Ricardo Julián y yo coincidimos en que el sistema de info-entretenimiento es de los mejor logrados en la industria, ya que combina componentes análogos y digitales de excelente manera. El cuadro de instrumentos digital, del cual la marca fue pionera hace ya más de 10 años, es de 12.3 pulgadas y se complementa con una pantalla táctil de 10.1 pulgadas en la consola central, en donde podemos seleccionar los modos de manejo, luz ambiental, e integrar nuestro smartphone para aprovechar el sistema de sonido opcional Bang & Olufsen de 19 bocinas.
Por si fuera poco, podemos activar un asistente virtual con tan sólo decir: “Hey, Audi”, y así mantener siempre las manos al volante para continuar disfrutando de esta experiencia de manejo que sabe muy distinta al Q5 normal y nos gusta más.
Si luego de leer este texto aún no estás convencido de compartir nuestra opinión, te sugerimos hacerle una prueba de manejo. Probablemente no sólo recordarás lo que has leído, quizá también percibas aspectos nuevos en tu experiencia al volante que sin duda te sacarán una sonrisa, sea cual sea el auto en cuestión.
Es algo similar a catar vino en solitario, que hacerlo en compañía de un sommelier. La idea es conocer más a fondo y, por ende, apreciar aún más.
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