La vida de María Laura Medina de Salinas, esposa de Ricardo Salinas Pliego, es un ejemplo de cómo el privilegio puede combinarse con la responsabilidad social. Su capacidad para navegar entre el mundo del lujo y el compromiso filantrópico la ha convertido en una figura admirada.
María Laura disfruta mucho de viajar. Ibiza, Marbella, Madrid, Marruecos, Las Vegas y Miami son algunos de los últimos destinos que visitó y en los que comió en los mejores lugares, con grandes personalidades, amigos y familiares.
A la empresaria también le apasiona montar una buena mesa y compartirla, sobre todo con su familia. Es mamá de tres hijos: Ricardo Emilio, Cristóbal y Mariano. “Estar en familia es nuestra mayor felicidad”, afirma.
Amante de la moda
Sus redes sociales ofrecen un vistazo de su vida cotidiana, una muy lujosa y envidiable. A través de sus publicaciones podemos comprobar que la moda, el arte y la cultura también forman parte de sus grandes pasiones.
“Arreglarme siempre me ha ayudado a motivarme y comenzar el día con más energía. Me encanta encontrar el look perfecto para cada ocasión y expresar mi creatividad a través de mis looks. ¿A quién más le emociona planear su outfit según el evento?”, compartió María Laura.
Con frecuencia es vista en los eventos más exclusivos luciendo diseños de alta costura de marcas reconocidas mundialmente. Su estilo se caracteriza por la elegancia clásica combinada con toques modernos, siempre manteniendo un aire de sofisticación que la distingue.
María Laura es también una filántropa comprometida. Preside varias fundaciones que buscan mejorar la calidad de vida de los sectores más vulnerables de la sociedad. Entre estas iniciativas destaca su trabajo con Fundación Azteca, donde ha sido una voz activa en proyectos de educación, salud y medio ambiente.
Su enfoque se centra en brindar oportunidades a niños y jóvenes, promoviendo la educación como un medio para romper el ciclo de la pobreza.