“El arte siempre ha formado parte de mí, de mi personalidad, le da sentido a mi vida, al pintar me siento segura”, sostiene Adrianna Lerma sobre su más grande pasión. “Proyectarme a través de mis obras resulta una manera sanadora para mí”.
Por Pepe Real
Desde niña descubrió su talento por el dibujo. Una Navidad recibió sus primeras acuarelas, y para ella fue el mejor regalo. Pero fue hasta los 17 años cuando supo que se dedicaría al arte al presentarse la oportunidad de visitar a un pintor en su estudio: Antonio Uriarte.
“Me quedé asombrada al conocer su entorno, ver su obra y escucharlo hablar con tanto amor sobre su profesión. Y tan lo notó que me regaló un Quijote hecho a lápiz que aprecio mucho. Ese momento marcó un antes y un después para mí”, rememora la artista.
La originaria de Toluca realizó estudios de Ilustración Gráfica, pero más tarde se decantó por la pintura y decidió especializarse en técnicas más específicas como acrílico en la Universidad Iberoamericana. En el Museo de Arte Moderno del Estado de México tomó clases con el maestro Isaac Talavera, con quien perfeccionó sus trazos con carboncillo, lápiz, acuarela y pastel seco, entre otros.
Son ya 15 años los que Adrianna lleva pintando cuadros de manera profesional, al mismo tiempo que imparte clases de pintura. “Dar talleres me ha dejado más aprendizajes a mí. Ver a alumnos jóvenes ganar concursos y saberlos en carreras afines al arte me llena de gran orgullo y satisfacción. De nada sirve el mucho o poco conocimiento que se tenga si no se comparte”.
Figurativo con una inclinación surrealista, así podría definirse el estilo de sus cuadros, mediante los cuales busca evocar entre los espectadores una sonrisa y a la vez dejar un sentimiento de esperanza, “además de generar una introspección y contagiarlos de emociones”. A su vez, el hecho de que una persona decida tener alguna de sus obras en un espacio de su hogar, para la pintora representa un gran halago.
Adrianna considera que todas las técnicas tienen su encanto, incluyendo el lápiz. Actualmente trabaja con la acuarela “por su fluidez y transparencia”, además de inclinarse por el óleo “debido a su textura, relieve y colores brillantes”. Se considera admiradora del luminismo de la obra de Sorolla, el realismo de John Singer Sargent, la singular visión de Remedios Varo y el surrealismo de Magritte, Dalí y Chagall, además de fascinarle las pinturas de Lucian Freud.
Por otro lado, admite que le llevó muchos años hallar el estilo que caracteriza a sus obras, pero deja en claro que el aprendizaje nunca termina. “No es lo mismo saber pintar y dibujar que poder expresar y transmitir. Hoy puedo decir que he construido mi propio lenguaje, pero al mismo tiempo fluyo con el momento que vivo. Además, nunca se deja de aprender, todo está en constante cambio”.
Su talento ha llevado a Adrianna a exponer en museos y galerías de países como Colombia, Italia, Turquía, Corea, India y España. En México ha presentado su trabajo en el Palacio Postal, en la Primera Exposición Internacional de Acuarela en el Museo de la Ciudad de México, y en el Centro Cultural del México Contemporáneo, entre otros.
Dedicarse al 100% y vivir de lo que más ama es muy gratificante para la creadora mexiquense, por lo que dice sentirse afortunada, al igual que tener la oportunidad de conocer a muchas personas que por el arte se han cruzado en su camino, desde alumnos, colegas y coleccionistas.
¿Cuál ha sido tu obra más memorable y por qué?
Son dos: la primera es “Como te ves, me vi”, obra que marcó mi estilo, la imagen llegó a mi mente una madrugada y la realicé, gratamente fue el primer lugar en el Premio Tláloc de Acuarela y me abrió muchas puertas. La segunda es “El ruido del silencio”, al finalizarla y firmarla experimenté un sentimiento muy fuerte de desahogo, me hizo sentir más ligera.
¿Es difícil decidir el momento de dar por terminado un cuadro?
¡Siempre! Cada obra, ya sea personal o por encargo, es especial para mí. En ella dejo lo que sé, mi tiempo, mis sentimientos. Al ser una persona perfeccionista me cuesta mucho el momento de sentir y percibir que ha sido terminada.
La figura femenina es muy recurrente en tus cuadros, ¿qué buscas evocar con ella?
Mi temática se centra en la representación de la mujer, su luz y fortaleza, siendo un núcleo de vida. Creo en la perfección y belleza del cuerpo humano, pero por ahora elijo el femenino ya que, estéticamente, puedo reflejar algo de mi sentir con sus líneas que evocan los poemas del alma. Me expreso en figuras con movimientos sutiles y delicados, y al mismo tiempo deseo que todo género pueda identificarse en ella. En mi nombre hablo de la belleza en la figura femenina de un modo poético, sensible y genérico.
¿Cuál es tu frase favorita de batalla?
Tengo varias, pero una de las más importantes es “decir lo que se siente a quien se quiere”. Me importa mucho expresarle a quien quiero lo especial que es para mí. No solemos hacerlo y la vida es tan efímera que a veces sólo hay un instante en el que podemos decirlo.
La pregunta más rara que te ha hecho un periodista…
“¿Tú eres feminista y por ello no pintas hombres?”.
(Fotos de la artista: Cortesía César Gutiérrez Miranda)
Y tú, ¿cuándo vas a hacer realidad tus sueños?