Netflix ha vuelto a generar controversia con el estreno de su miniserie Monstruos: la historia de Lyle y Erik Menéndez, lanzada el 19 de septiembre de 2024.
La producción, dirigida por Ryan Murphy, revive uno de los casos criminales más impactantes de Estados Unidos: el asesinato de José y Kitty Menéndez a manos de sus hijos en 1989. Los hermanos Menéndez, condenados a cadena perpetua, han sido objeto de numerosas interpretaciones mediáticas, pero esta serie ha reavivado el debate sobre las verdaderas motivaciones detrás de su brutal crimen.
El 20 de agosto de 1989, la tranquila y lujosa vida de Beverly Hills se vio alterada por un asesinato que nadie pudo anticipar. José Menéndez, un poderoso ejecutivo de la industria musical, y su esposa Kitty, fueron acribillados en su propia mansión.
Al día siguiente, Lyle y Erik, sus hijos, llamaron a la policía alegando que habían encontrado los cuerpos de sus padres sin vida. Inicialmente, las autoridades barajaron varias hipótesis, desde un posible robo hasta un ataque mafioso. Sin embargo, las sospechas pronto se centraron en los dos jóvenes, quienes habían comenzado a disfrutar de una vida lujosa tras el asesinato.
Confesión y juicio mediático
El caso dio un giro inesperado cuando Erik confesó a su terapeuta, el doctor Jerome Oziel, que él y su hermano habían sido los autores del crimen. Esta revelación, filtrada por Judalon Smyth, amante del psicólogo, llevó a la detención de los Menéndez en 1990.
El juicio, que se transmitió en vivo, dividió a la opinión pública. Mientras la fiscalía sostenía que los hermanos mataron a sus padres para heredar su fortuna de 14.5 millones de dólares, la defensa argumentó que ambos habían sido víctimas de años de abusos físicos, emocionales y sexuales por parte de su padre, lo que los llevó a actuar en un momento de desesperación.
Críticas a la serie y la visión de los Menéndez
A más de tres décadas del crimen, Lyle y Erik Menéndez continúan defendiendo su versión de los hechos. Desde prisión, han expresado su indignación ante la dramatización de Netflix, argumentando que la serie simplifica y distorsiona los detalles más importantes de su caso.
Erik, en un comunicado difundido por su esposa, criticó la representación de los abusos que sufrió por parte de su padre, señalando que la producción ignora las realidades de las víctimas masculinas de abuso sexual. “La sociedad ha avanzado en la comprensión del abuso infantil, pero esta serie nos arrastra de vuelta a estereotipos dañinos que perpetúan el silencio”, dijo.
Por su parte, Lyle también se pronunció, acusando a la serie de revictimizarles y de crear una caricatura de su vida que omite el verdadero dolor que sufrieron.
El impacto cultural del caso Menéndez
El caso de los Menéndez ha sido objeto de múltiples análisis y representaciones en los medios, pero la nueva serie de Ryan Murphy ha vuelto a poner el foco en la compleja relación entre los crímenes y los traumas que los preceden.
Murphy, conocido por su éxito con la serie sobre Jeffrey Dahmer, ha defendido su enfoque, argumentando que su objetivo es explorar la psicología detrás de crímenes tan mediáticos como el de los Menéndez. Sin embargo, esta nueva interpretación ha generado un debate sobre la ética de retratar tragedias familiares de manera que, según algunos críticos, trivializan los aspectos más oscuros de la experiencia humana.
¿Dónde se traza la línea entre el entretenimiento y la sensibilidad hacia las víctimas?
Un crimen sin olvido
Mientras la serie aviva el interés sobre el caso, los hermanos Menéndez continúan cumpliendo su sentencia en prisiones separadas. Pese a múltiples apelaciones y el resurgimiento de pruebas que podrían cambiar la percepción del caso, su liberación sigue siendo incierta.
La reciente declaración de Roy Rosselló, exintegrante de Menudo, sobre los abusos sufridos por José Menéndez ha añadido una nueva capa de controversia, pero la justicia aún no ha dado señales de revisar la condena.
El caso de los Menéndez, marcado por abusos, traición y asesinato, sigue siendo un recordatorio inquietante de las complejidades de la violencia familiar. Y con la serie de Netflix, una nueva generación de espectadores se enfrenta a la pregunta: ¿fueron Lyle y Erik Menéndez víctimas o villanos?
