En México, aunque no nos guste, el abuso del poder, la discriminación y el clasismo, son males que permean a la sociedad en distintos niveles. No es algo nuevo y quizá incluso de forma consciente o inconsciente, has sido participante o testigo de alguna situación relacionada con estos comportamientos.
Con ‘Los trapos sucios se lavan en casa’, en poco menos de hora y media, el director Diego Muñoz Vega trata de plantear esta problemática en México a través de una familia adinerada con participación en la política, y las mujeres que trabajan para ellos como empleadas domésticas.
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La historia es una adaptación de la producción panameña ‘Chance. Secuestro a domicilio’, del productor Matthias Ehrenberg, quien esta vez vuelve a tomar el puesto de productor pero con la ayuda de Georg Lino von Saenger y Diego Muñoz Vega, para traer todo ese humor negro característico de México a la pantalla.
Todo ocurre en la casa, por no decir mansión, de la familia Ruiz Palacios, quienes preparan un viaje a Las Vegas para celebrar el 16 de septiembre. Fernando (Arath de la Torre), el padre de la casa, ha quedado como candidato de su partido político gracias al apoyo económico que recibe del padre de su esposa, Gloria (Lisset), una mujer altanera acostumbrada a una vida llena de lujos y poco empática con los demás.
Lupita (Giovanna Zacarías) y Toñita (Amorita Rasgado), han sido las empleadas domésticas que trabajan para la familia desde hace tiempo. Sin embargo, no les pagan a tiempo, y Lupita tiene una emergencia de dinero debido a que su hijo está enfermo. Al intentar pedir el dinero que le corresponde, los dueños de la casa la desprecian y la humillan, por lo que Lupita decide tomar medidas extremas para conseguir el dinero. Y con Toñita como su cómplice, secuestra a la familia para cobrar lo que le deben y de paso, también, cobrar venganza por sus maltratos.
La cinta pretende hacer una sátira de los miembros de esta familia que termina de complementarse con los tres hijos de la familia: un par de gemelas adolescentes y el hijo menor amante de los videojuegos y quien parece ser el único que logra distinguir lo que está bien de lo que está mal y es empático con Lupita y Toñita, por lo que es el único que puede andar libremente en la casa.
Aunque la cinta tiene algunos momentos que logran hacerte reír por la exageración de los sucesos que ocurren en la vida real, en la mayor parte de los puntos cumbre se siente contenida y no termina de hacer el click para ser una comedia memorable.
La relación entre Gloria, la señora de la casa, y Lupita, casi de manera accidental logra ganarse completamente el foco de la película en la segunda mitad, mostrando una evolución interesante aunque nuevamente contenida en el punto cumbre, lo que no permite una crítica social contundente y bien planteada, sobre todo por el final de la película.
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En resumen, la cinta se queda a medias tanto para ser una comedia como para ser una crítica social. No es la primera vez que se tratan de retratar las injusticias sociales que viven las empleadas domésticas, y aunque es una comedia que lo hace de manera original estableciendo el tono un tanto inverosímil desde la primer secuencia, tenía la oportunidad de explotar aún más la profundidad de sus personajes y del problema en sí mismo.
La cinta está repleta de estereotipos que más allá de la pantalla te ponen a pensar en cómo se está reflejando esta temática en el cine, con qué situaciones nos identificamos en estos días y qué tan sensato resulta eso al final.
De la ficción a la vida real
En entrevista Giovanna Zacarías y Lisset, las actrices nos revelaron que Giovanna fue víctima de discriminación mientras filmaban la película, lo que refleja la realidad que se vive en México.
En una parte de ‘Los trapos sucios se lavan en casa’, ambas aparecen en una plaza comercial bastante popular en la zona de Polanco, Antara. Giovanna actúa en esta escena con la ropa de empleada doméstica, y para sorpresa de ambas, mientras paseaban por la plaza fuera de cámaras, Giovanna recibió varias miradas de desprecio y desplantes por parte de las mujeres que se encontraban comprando en las tiendas, al pensar que era una empleada doméstica.
“Me trataron terriblemente mal.” nos confesó Giovanna. Mira nuestra entrevista completa con las actrices: