Esta semana se llevó a cabo una premiere especial en México de la cinta ‘Los Miserables’, película de Ladj Ly que compite en los Premios Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera.
‘Los Miserables’ lleva el mismo título de la obra de Víctor Hugo, y no es coincidencia, pues a través de cada secuencia el director nos muestra, con su ópera prima, que incluso cientos de años después la esencia de este clásico sigue más vigente que nunca.
Antes de la proyección de la película se abrió una galería fotográfica que Diamond Films, Cinépolis, ONU Migración y Save the Children organizaron para concientizar a los invitados sobre una situación cada vez más alarmante que se vive en el mundo, y México no es la excepción: la migración.
La galería fotográfica se compuso de stills de la película, fotografías del behind the scenes y fotografías que se han tomado en los últimos años en los centros migratorios que se han improvisado en distintos estados de México.
Si bien el arte y todas sus expresiones buscan ser vistos para completar su ciclo de existencia, con un poco de suerte también logran mover el corazón de las personas y llevarlas a la acción. Es a lo máximo que una obra puede aspirar y lo que ‘Los Miserables’ está logrando.
De qué va la película
El cine, a veces sin querer, cumple con muchos objetivos: entretener, divertir, informar, inspirar y, aunque en ocasiones suele ser incómodo, también puede convertirse en una mano que te quita la venda de los ojos.
Ladj Ly nos muestra el otro lado de Francia, el menos glamuroso y más contrastante. El suburbio de Montfermeil, un lugar habitado en su mayoría por inmigrantes.
La cinta empieza ubicándonos en un mundo sostenido por la pobreza, el crimen, la impunidad y el racismo, desde la mirada de Stéphane, el nuevo policía de la zona que se ha unido a Chris y Gwada, dos agentes que llevan años manteniendo “en paz” las calles del vecindario.
El ritmo es continuo pero sin tensión, hasta que de pronto un incidente desata una serie de conflictos que a cada minuto aumentan de intensidad hasta llevarnos a un punto sin retorno. Al clímax máximo en donde entendemos la seriedad del asunto.
Ladj Ly, todo el equipo de producción y el cast nos llevan a un verdadero infierno en la tierra en donde los culpables sí sufren las consecuencias, pero a un precio muy alto que las víctimas deben de pagar al corromperse y convertirse ellos mismos en la brasa que continuará con el fuego.
La cinta refleja un problema universal a través de la desafortunada historia de Issa, un niño que siempre se mete en problemas y en esta ocasión es detenido por robar un cachorro de león. Sin embargo, cuando es perseguido por los policías sus amigos intentan defenderlo, todo se sale de control y una bala de salva le da en la cara. Todo esto queda grabado en un dron que ahora los policías intentan recuperar.
‘No hay malas hierbas ni hombres malos. No hay más que malos cultivadores«
Sin duda una cinta que, a pesar de ser cruda, te recomendamos ver sí o sí.