EN PLENA MADUREZ.
Con su nuevo álbum “Vives“, el interprete colombiano se presentará en el auditorio nacional el 22 de abril.
En plena gira de promoción de su más reciente álbum, Vives, platicamos con el músico colombiano para indagar en este material discográfico que al parecer representa un segundo aire en su carrera, pues su popularidad y éxito repuntaron a partir de su lanzamiento. Durante su paso por Ecuador, Carlos Vives tomó nuestra llamada y entre muchas líneas interesantes soltó una que nos deja ver la madurez que ha adquirido en su andar: “Hace 27 años tomé este camino, imagina lo que este camino me ha enseñado”. Con 56 años, Carlos ya no es un hombre que se preocupe por la fama, por lo banal; al contrario, ocupa gran parte de su tiempo en ayudar a su comunidad, en hacer el bien a los demás, sobre todo trabaja con niños para forjar en ellos valores que les ayuden a lograr un mejor futuro. Carlos, quien se presentará el próximo 22 de abril en el Auditorio Nacional con su Vives Tour, se muestra agradecido con los mexicanos, para quienes sólo tiene muestras de afecto y cariño por el acogimiento que le han dado tanto a él como a su música.
Ahora que estás de gira con tu Vives Tour, ¿qué es lo que más disfrutas y lo que más extrañas durante este periodo?
Estar de gira es una bendición, somos una familia grande como banda. Siempre es importante la posibilidad de tocar porque hay muchas familias que dependemos de eso y por la felicidad de ir a lugares donde nos quieren, entonces eso es una gran diferencia, es lo mejor. Lo más difícil es dejar un poco mi casa, siempre he sido muy arraigado; además porque tengo aquí un teatro, mi escuela, un restaurante con mi familia, trabajo con actores y músicos, tenemos un diseño de shows de lunes a lunes; irme de Bogotá siempre es un poco complicado.
El álbum que lanzaste el año pasado te ha dado mucho; cuando lo planeaste, ¿esperabas tanto éxito?
No, realmente no. Por lo general no pienso tanto en eso, procuro llenar un disco de sentimientos y mensajes, y seguir luchando por el romanticismo que represento para mi generación. Fue un disco cuya salida se complicó porque no lo habíamos terminado; sacamos el primer sencillo y fue un éxito, nos puso a viajar y se retrasó su salida. Para mí un álbum nuevo, porque tiene 18 canciones, pero hace unos años están sonando sencillos de este trabajo. Ha sido muy hermoso y tengo muchas canciones que pueden tener una oportunidad, estamos contentos.
¿Consideras que Vives es tu mejor álbum o todavía no haces tu mejor trabajo?
Creo que es algo que todavía no hago.
En este disco incluiste algunas colaboraciones clave, ¿cómo se dieron estas participaciones?
He quedado muy contento porque mi trabajo con otros artistas se da de manera natural. Para mí es importante cuando la gente quiere trabajar con mi música, es mucho mejor que pedirle a la compañía de discos que me busque hacer colaboraciones con artistas famosos para ampliar mi mercado. “La bicicleta”, con Shaki, se dio naturalmente porque estamos en la misma empresa discográfica, y cuando ella vio mi nuevo trabajo le encantó algo que se llamaba “El vallenato desesperado” y ella lo rebautizó como “La bicicleta”, pero ya era un tema importante. Lo mismo una vez terminado el álbum, Thalía escuchó una de las canciones e hicimos la colaboración; es más importante cuando al artista invitado le nace del corazón. Durante muchos años estuve lejos de cantar con otros artistas porque nadie me invitaba y, la verdad, estaba tan metido en mi rollo que no pensaba en cantar con alguien; sin embargo, regresamos con un mejor equipo y una disquera más afinada con nuestra historia y trabajo, lo cual nos ha dado la oportunidad de que se acerque a nuestro proyecto gente que uno quiere y valora, y suma a lo que uno hace.
«Por lo general no piensa tanto en eso (el éxito, procuro llenar un disco de sentimientos y mensajes»
A lo largo de tu trayectoria has defendido tu vallenato, ¿ha sido complicado mantenerse en la línea?
Sí, digamos que es difícil entender para mí que hemos sido criados en una diversidad musical no solamente de nuestro país, que es una locura, sino de toda Latinoamérica y del mundo. Como colombianos, somos melómanos, recibimos música de todos; cuando uno sabe buscar, es difícil entender que cada vez haya menos espacios para promocionar nueva música diferente. Hoy, en muchos de los medios, si no haces música urbana, si no haces un reguetón, es muy difícil. Para quienes hoy en día tienen sus baladas, música romántica, cada vez tienen menos espacio, entonces sí es un poquito difícil entender esa industria. Vivimos en una diversidad musical y realmente usamos muy poquito.
Ahora que el urbano y el reguetón predominan en la industria musical, ¿cómo logras competir a la misma medida?, porque tus canciones también han sido éxitos
Es necesario entender que todos son nuevos géneros de cosas no tan nuevas; realmente todos esos sonidos urbanos se alimentan de cosas muy antiguas, de las cumbias, de los vallenatos, del reggae, de la soca, del hip-hop, del dance hall; se alimentan de ritmos antiguos, y ahí caemos nosotros, ahí es donde tengo mi espacio. Muchos artistas del género urbano, especialmente las corrientes colombiana y puertorriqueña, me tienen simpatía y me invitan a trabajar con ellos, y entiendo que muchos de ellos se alimentan de cosas como las que uno hace.
«… esta canción (‘Todos Somos México’) se hizo sin afán de ganarme el corazón de los mexicanos, la única razón era que ustedes supieran cómo los queremos aquí y todo lo que nos ha dado México«
En tu disco Vives incluiste una canción que se llama “Todos Somos México”, ¿por qué?
La escribí hace dos años cuando empezaba todo esto de ofender al pueblo mexicano, y no me gustó. Yo viví seis años en Estados Unidos y estoy muy agradecido con la comunidad latinoamericana en general, y la mexicana en particular, con todos, desde los más humildes, recolectores de tomate en Florida, hasta los más encopetados cargos de las empresas más importantes. De la gente de México solo recibí cariño y apoyo, es una cultura que amo, que nos enseñaron de niños y quisieron nuestros abuelos. El sueño de mi papá era ir a ese país, y mi abuelo le puso México a su finca, donde sembraba banano. Había una conexión cultural con México a través de su cine, de sus artistas, de sus poetas, de su literatura, entonces crecimos con mucho cariño hacia esta nación. Y cuando empiezas a ver los mensajes en contra de lo que amas y quieres, pues escribes una canción como ésta, sin ninguna pretensión; para nosotros, en veintitantos años fue muy difícil cantar en México a pesar de saber que nuestra música gustaba; había algo más con México que está por encima de todo, y esta canción se hizo sin afán de ganarme el corazón de los mexicanos, la única razón era que ustedes supieran cómo los queremos aquí y todo lo que nos ha dado México.
¿Hasta qué punto crees que la música puede hacer la diferencia para cambiar las cosas?
La música puede hacer mucho para cambiar la realidad, y cuando uno crece, me imagino que pasa en todas las profesiones, se va dando cuenta que no es tan gratuito el trabajo, no puede ser por simple fama o tener la oportunidad de cantar; a medida que uno crece deja las vanidades, y en este trabajo uno se percata que no puede subestimar la capacidad educativa que tienen la televisión, la música, los medios; entonces, no puede uno desaprovechar la oportunidad que nos da la gente de llevar valores en los mensajes, para hablar de temas que a veces no queremos ni pensar, hablar de realidad, y cuando uno es romántico, uno habla de las realidades que enfrenta la mujer, de nuestras tragedias acá en Colombia, de nuestros niños, cosas que cuando empiezas a vivir y a compartir con tu comunidad, te das cuenta que eres un vocero.